Hoy os presento un plato de esos que nos cocinaban nuestras madres y abuelas con amor. De ingredientes sencillos, de proximidad. No es complicado, pero tiene su trabajo, sólo es cuestión de tiempo y ganas, como todo en esta vida. Si lo hacéis el día anterior mejor, ya sabéis que conviene dejar reposar los guisos un tiempo.
Yo os he propuesto acompañarlo de unas patatas fritas cortadas en cuadraditos, pero podéis poner berenjena, zanahoria, espárragos verdes o lo que más os guste para la guarnición, aunque tampoco es necesaria, ya que el pollo se sirve con los champiñones. Paciencia y veréis cómo repetiréis esta receta que gusta a grandes y pequeños. ¡Venga!
1 pollo cortado a trozos
1 trozo de rama de apio
1 cebolla picada
1 cabeza de ajos entera
1/2 pimiento rojo
1/2 pimiento verde
4 tomates rayados
2 hojas de laurel
perejil fresco
1 cucharada de pimentón
12-15 champiñones
1 vaso de vino tinto
aceite de oliva
pimienta negra
harina
agua
sal
Variantes:
Podéis hacer el mismo plato con setas
Preparad la verdura.
El pollo lo tenéis que cortar como si fuera para asar.
Salpimentad el pollo por ambos lados.
Ahora enharinadlo ligeramente.
Echad un buen chorro de aceite de oliva en una cazuela y añadid la cabeza de ajos sin la piel exterior.
Cuando el aceite esté caliente, sellad el pollo.
Mientras el pollo se va haciendo, preparad los champiñones.
Picad el pimiento.
Cuando el ajo esté bien dorado retiradlo y reservadlo.
Reservad el pollo dorado.
En el mismo aceite, saltead los champiñones.
Cuando el pimiento haya cogido color, echad la cebolla picada.
Aprovechad para ir rayando los tomates.
Salad el tomate y, si queréis, añadid una cucharada de pimentón para dar color.
Cuando la cebolla esté dorada, ya podéis añadir el tomate.
Dejad cocinar el tomate hasta que se consuma todo el líquido. Lo notaréis por qué se verá el fondo de la cazuela.
Seguidamente, incorporad la copa de vino tinto.
Dejad que se evapore el alcohol unos 10 minutos, hasta que de nuevo se vea el fondo limpio y casi todo esté caramelizado.
En mi casa, como en muchas, a los niños les molesta encontrar trozos de verdura y por lo tanto prefiero triturar este sofrito y se lo comen mejor. Si no queréis, saltaos este paso.
Que quede bien fino.
Incorporad el pollo y el ajo y lo removéis.
Lavad bien el recipiente de triturar el sofrito con un poco de agua.
Añadid el laurel y el perejil.
Cubridlo todo con agua.
Saladlo ligeramente.
Cuando lleve unos 45 minutos probad la textura del pollo y rectificad de sal.
En paralelo, yo he preparado unas patatas fritas para acompañar el plato.
Las freís aparte y las reserváis.
Cuando falten 15 minutos para acabar la cocción del pollo ya podéis añadir los champiñones.
Notaréis que la salsa se habrá espesado, resultado de la harina y de triturar el sofrito. De nuevo, rectificad de sal si hace falta y una vez acabado, apagáis el fuego y dejadlo descansar un rato. Si lo hacéis el día anterior mejor, pero una horita de reposo ya le va bien.
A la hora de comer, calentad la cazuela y servidlo.
¡Ummmm! ¡qué hambre me está entrando ahora! ¡Un gran plato!
¡Buen provecho!