Sinceramente, nunca he soportado las aceitunas verdes calientes. He probado pizzas y paninis con aceitunas verdes y nunca me ha convencido la cocción. Siempre he pensado que las aceitunas verdes son para lo que son y no tenemos que hacer inventos. Pero he aquí una receta que hacía tiempo que quería hacer. El pollo a la manresanita lleva, entre sus ingredientes, aceitunas verdes sin hueso. De entrada ya daba por hecho que tendría que apartar las olivas para comerme el pollo, pero me ha sorprendido muy gratamente.
Siempre me había parecido muy difícil, pero he encontrado una receta donde las aceitunas verdes casan lo suficiente bien. Mi conclusión es que os puedo recomendar esta receta porque os gustará mucho. Cabe decir que no es recomendable poner más de cuatro o cinco en cada plato debido a su intenso sabor. Y, a pesar de este caso, seguiré pensando que las aceitunas verdes son un producto no demasiado apto para guisar. Me ha gustado, vaya.
1 pollo de payés troceado
100 g de jamón cortado pequeño
100 g de olivas sin hueso
2 tomates pelados y picaditos
1 cebolla picada
1 cucharada de harina
un poco de perejil fresco
aceite de oliva
pimienta negra
agua o caldo de pollo
sal
Para hacer la picada:
1 diente de ajo
1/2 copa de vino rancio
un puñado de almendras y avellanas tostadas
VARIANTES:
- Este plato se puede acompañar de buñuelos de berenjena
Preparamos todos los ingredientes.
Pedid que os corten el pollo para asar, en trozos más bien pequeños.
Lo salamos...
... y lo pimentamos.
Para hacer esta receta utilizaremos una sartén con aceite para freír y una cazuela grande.
Cuando el aceite esté bien caliente, daremos color al pollo. ¡Cuidado! ¿no os queméis, eh?
Si la sartén no es muy grande, como es mi caso, tendréis que freír por tandas.
Iremos reservando el pollo dentro de la cazuela, con el fuego apagado.
En la misma sartén, saltearemos ligeramente las olivas.
Como contienen agua, al entrar en reacción con el aceite caliente, os salpicará mucho y es recomendable tapar la sartén para evitar quemaduras.
Incorporamos las olivas al pollo que tenemos reservado.
Si no hay demasiado aceite (dos o tres cucharadas), vertedlo también en la cazuela o descartad una parte.
Ahora nos ocuparemos del jamón. Lo cortaremos a dados.
Perfecto.
Cuando la misma sartén vuelva a estar caliente saltearemos el jamón. No hay que añadir más aceite.
Como hemos hecho con las olivas, incorporamos el jamón al pollo.
Verteremos la cebolla picada...
Mientras tanto, podéis ir picando un poco de perejil fresco.
Lo dejamos hacer un poco más.
Mientras tanto, rayaremos los tomates. Los podéis añadir pelados y cortados a trozos también.
Vertemos dentro de la sartén el tomate rayado. Ya sabéis que si no estamos en temporada podéis poner una cucharadita de pimentón que servirá para potenciar el color rojo.
Ahora es cuestión de hacer el sofrito. Dejadlo unos 15 minutos a fuego bajo y tapado. Si hace falta añadid un chorro de agua para evitar que se queme por la parte inferior.
Este sofrito lo añadiremos a la cazuela que tenemos reservada y la ponemos a fuego medio.
Seguidamente, pondremos la cucharada de harina...
... que esparciremos por toda la cazuela.
Le daremos unas vueltas... hasta que empecemos a oir el ruido de la cocción.
Ya tiene buena pinta pero, claro está, el pollo todavía está crudo.
Añadiremos un poco de agua o caldo de pollo. Yo he añadido un litro aproximadamente.
Si hace falta, más adelante, podéis añadir una pizca más pero siempre bien caliente.
Tapamos nuestro guiso y lo dejamos cocer unos 40 minutos a fuego medio bajo.
Mientras tanto, prepararemos la picada. En un mortero pondremos un diente de ajo.
Pelaremos unas almendras tostadas...
... y unas avellanas. ¿Que cuántas? yo he puesto unas 20 unidades de cada.
Con la mano de mortero y paciencia, picadlo todo.
Pensad que todas estas picadas, hoy día, se pueden hacer en batidora eléctrica aunque la textura final no acaba de ser la misma. Yo es que soy un romántico.
Ahora añadiremos un poco de vino rancio para ligar la picada.
No os paséis, con media copita tendremos suficiente.
Y poco a poco lo integramos.
Os tiene que quedar una salsita como esta.
De vez en cuando vigilad el asado y dadle la vuelta a la carne.
Comprobad también si falta agua o caldo.
Cuando el pollo ya esté hecho, añadiremos la picada al guiso.
Lo removemos bien y lo dejamos cocer unos 10 o 15 minutos más. Rectificad de sal si hace falta.
Como todo este tipo de guisos, es interesante dejarlo repjosar 24 horas. Al día siguiente estará mejor.
Y ya lo podemos emplatar bien caliente.
Es un plato contundente, todo se tiene que decir.
Mojad pan por favor, y ya haréis dieta entre semana.
¿Faltará un buen vino por acompañar, verdad? Enseguida lo recomendamos.
¡Buen provecho!