Un postre muy tradicional en Cataluña. El roscón de nata es aquello que no falla nunca. ¿Cuántos se venden cada domingo?... muchos. Y es que la sencilla combinación del hojaldre con nata, es de aquellas cositas bien encontradas. Por cierto, la masa del roscón se tiene que estirar longitudinalmente y juntar las puntas haciendo un círculo. Lo digo por qué mucha gente coge una plancha de hojaldre redondo, recorta la parte central y obtienen un círculo perfecto de hojaldre. Así no se hace un roscón. De esta manera tan homogénea, el roscón de hojaldre os quedará "tonto", nada atractivo a la vista. Un buen roscón de hojaldre tiene que quedar imperfecto, pero con criterio, claro está. Veis el proceso de elaboración y lo entenderéis mejor.
Y por último, acordaros que este roscón se puede consumir con la nata congelada o con la nata no congelada, como más os guste, pero conservadlo siempre en el congelador. El roscón de nata es uno de los postres más rápidos de hacer en pastelería (y en casa)... y que más beneficio aportan, ya que el hojaldre y la nata son ingredientes bastante económicos. Por cierto, una de las leyendas urbanas que corren referentes a la nata de pastelería es que es diferente de la nata que podéis comprar en el súper.
3 planchas de hojaldre de 100 g
500 ml nata para montar (35% MG)
entre 90-125 g de azúcar (al gusto) o edulcorante Dayelet Stevia
azúcar glacé para decorar
Variantes:
- Podéis combinar la nata montada con trufa clara montada
Si el hojaldre está congelado, dejadlo descongelar a temperatura ambiente.
Ahora tenemos que unir las tres láminas de hojaldre.
Procurad retirar toda la harina de la esquina de dos láminas. De hecho, es mejor mojaros los dedos y humedecer el hojaldre con el fin de usar el agua como cola. Procurad dejar el mismo volumen de hojaldre en las juntas.
Con la ayuda de un rodillo estirad un poco horizontalmente las tres láminas juntas, con harina para evitar que se enganche, y verticalmente también, pero no demasiado.
Doblad horizontalmente el hojaldre sobre sí mismo.
Si queréis, podéis recortar las puntas, para igualarlo.
Haced un círculo con el hojaldre y juntad las esquinas igual que antes. Dejad un grosor similar al resto de hojaldre.
Y ya lo tenemos apunto para cocer. Estos son los pliegues que tiene que tener un buen roscón y que le darán su peculiar forma.
Lo pasamos a una bandeja para al horno con un papel cuisson.
Batid un huevo.
Ahora, con un pincel...
Solo nos queda hornearlo a unos 180-190 grados durante unos 16-20 minutos (según el horno).
Este es el resultado. Un roscón con volumen, imperfecto, pero de buen aspecto.
Dejadlo enfriar sobre el mostrador o mármol.
Con mucho cuidado de no romperlo, y utilizando un cuchillo de sierra, lo abriremos por la mitad.
Lo reservamos y vamos a preparar la nata. También lo podéis hacer con trufa clara para montar si queréis.
En un cuenco (o cazo) ponéis entre 90 y 125 g de azúcar, como más os guste de dulce. Si queréis, podéis sustituir el azúcar por la misma cantidad de edulcorante Dayelet Stevia. O hacer mitad y mitad, para reducir un poco las calorías de la nata y hojaldre.
Con unas varillas (mejor eléctricas) batid la nata... oxigenándola.
Pasados unos minutitos tendréis la nata montada. ¡No os paséis o haréis mantequilla!
Utilizaré una manga pastelera de usar y tirar, con un cornete estrellado.
Llenamos la manga...
... y rebañamos bien. Procurad dar a la nata forma de bola, que llene bien la anchura del roscón y que tenga una buena altura. Con 500 g de nata montada tendréis la cantidad justa para hacer este roscón.
Y que todas sean igual, claro está.
Cubrimos el roscón con la parte superior del hojaldre y lo asentamos un poco, sin apretar demasiado.
Colocad el roscón sobre un papel cuisson y una bandeja o plato grande.
Ponedlo en el congelador y conservadlo hasta la hora de ser consumido.
Cuando lo queráis servir solo lo tenéis que presentar sobre un cartón y blonda...
... y tirar un poco de azúcar glacé por encima.
Será el toque final.
Y ya lo podéis llevar a mesa. Si os gusta la nata blandita, dejadlo 15 minutos fuera del congelador.
¿Que no se os olvide el cava, eh?
Y a disfrutar de la excelente combinación de nata más hojaldre.
Y qué aroma tan bueno.
Se puede comer con cuchara...
... o con las manos, como más os guste. ¡Buen provecho!