Una receta básica e imprescindible que hay que conocer si os gusta la cocina. Si tenéis el caldo hecho, sólo os hará falta hacer un roux (lo que tradicionalmente habéis hecho siempre con la bechamel) e ir incorporando el caldo poco a poco.
¡Venga!
800 ml caldo de carne oscuro
50 g de mantequilla
50 g de harina (o dos cucharadas grandes)
sal
Variantes:
La podéis reducir más o menos tiempo en función de como de cuajada la queréis (más líquida o más densa)
Primero tenéis que hacer el caldo oscuro de carne. Tendréis que tostar previamente los huesos y la verdura en el horno.
Calentad una sartén y poned la mantequilla.
Una vez deshecha y cuando deje de crepitar...
Integradla bien con la mantequilla, como hacéis también con una bechamel. Eso se llama hacer un roux, que lo podéis hacer más claro o más oscuro en función de la cocción de la harina.
Dejad que se haga la harina, unos 3 o 4 minutos, removiendo con tranquilidad. Notaréis que empieza a oscurecer un poco.
En este punto ya podéis empezar a incorporar un poco de caldo a la mezcla.
Lo removéis, y notaréis que se hace todo un grumo, es normal.
Una vez integrado, añadid un buen chorro de caldo más y repetid la operación.
Poco a poco os irá ligando. Es un proceso que garantizará que no nos queden grumos al final y tampoco se tarda tanto.
Finalmente, ya podréis verter el resto del caldo sin miedo.
Saladlo un poco, pero cuidado si el caldo ya está salado.
Vais removiendo a fuego medio-bajo, con tranquilidad, poco a poco, sin cansaros. Tenéis que evitar que se pegue.
Entonces empezará a hervir. Aquí empieza la reducción propiamente dicha.
Tenéis que tener la salsa reduciendo durante unos 15-20 minutos, según si queréis más o menos líquida. Podéis ir haciendo pruebas con una cuchara y veréis como más cocción más se oscurece y más cuerpo y brillo coge.
Cuando consideréis que tiene un gran aspecto y color y ya no hay que rectificar de sal, ya la tendréis para servir.
Como podéis ver este es el resultado final.
He hecho un poco de cerdo cocido a la plancha.
Que he acompañado de un puré de patata.
Y como no, lo he napado con la salsa española.
Un excelente plato donde la máxima elaboración la dedicamos a la salsa.
Podéis servirla en una salsera y dejar que cada uno se ponga la cantidad deseada. ¡Buen provecho!