Hoy os quiero presentar mi receta de esta bebida tan representativa de nuestra península. Como sabéis, hay muchas maneras de preparar una sangría y en todas partes la hacen diferente. Las podéis encontrar a la mayoría de restaurantes, sobre todo en zonas turísticas. Pero.... ¿vosotros las encontráis realmente buenas? Yo pienso que, en general, se sirven sangrías poco trabajadas y, aunque son refrescantes y siempre entran bien, normalmente no te acaban de satisfacer: o la encuentras demasiado dulce, o con demasiado alcohol, o con demasiado gas, o le falta azúcar, o está empalagosa o no sabes exactamente qué tiene que no te acaba de convencer. Quizás es de brick incluso.
Pero sea como sea, al final, te lo acabas bebiendo, ¿verdad? Porque la sangría tiene un poder de seducción intrínseco: genera buen rollo y nos predispone a disfrutar de una buena comida. Yo os daré mi opinión personal. Una buena sangría tiene que tener sabor a fruta. Una buena sangría tiene que tener la dulzura correcta, ni mucha ni poca. Una buena sangría no tiene que tener un sabor fuerte a vino, ni estar demasiado fuerte de alcohol tampoco. Y una buena sangría te tiene que pedir que te acabes todo el vaso enseguida y desees volver a llenarlo. Pues hacer una buena sangría, de verdad, no cuesta nada. Escoged fruta madura, escoged un vinito bueno (ni demasiado caro ni demasiado barato), hacéis un almíbar unas horas antes y preparadla siguiendo estas instrucciones. Sólo tendréis que hacer un buen arroz para acompañarla. Con estos ingredientes os saldrán dos sangrías de tamaño normal (jarra de toda la vida). ¡Probadla y hablamos!
6 cucharadas de azúcar
100ml agua
1 botella de vino tinto
1 melocotón de viña maduro
1 manzana golden madura
2 refrescos de naranja
1 refresco de limón
2 limones
6-7 cubitos de hielo grandes (de gasolinera)
alcohol al gusto (opcional)
Variantes:
- Podéis añadir plátano y otras frutas
- Podéis utilizar cualquier tipo de alcohol (ron, güisqui, ginebra, coñac, etc...)
- Podéis utilizar azúcar en grano directamente, pero no queda igual
- Podéis poner un poco de gaseosa o bebida gasificada
- Hay quien pone una rama de canela
Preparad la fruta. Si está un poco madura mejor que mejor. Lavad la piel.
Empezáis por preparar el almíbar. Tirad el azúcar dentro de un cuenco.
Añadid el agua y removedlo hasta disolver el azúcar.
Llevadlo a ebullición y, cuando arranque el hervor, esperad un minuto y apagáis el fuego. Dejadlo enfriar.
Mientras tanto, vais pelando el melocotón y cortándolo a trozos. Lo que yo hago se preparar el vino con la fruta y el azúcar dentro de un cuenco grande o cazuela donde reposará un par de horas hasta que se tenga que consumir. De aquí, os saldrán dos sangrías, ya que después tendremos que añadir el hielo y los refrescos.
Cortad el limón a trozos con piel.
Haced lo mismo con la manzana.
Y lo mismo con la naranja.
Si queréis, podéis exprimir el zumo de media naranja.
Le dará buen sabor.
A continuación, verted el almíbar frío.
Y el vino, casi todo.
Aprovechad un poco de vino para acabar de disolver todo el almíbar.
Dejadlo reposar al menos una hora dentro de la nevera.
A la hora de servirlo, poned 6 o 7 cubitos dentro de una jarra. Añadid la mitad del preparado que teníamos en la nevera (líquido y fruta), una lata de refresco de naranja, media lata de refresco de limón y, si os apetece, un chorro de alcohol (ron, güisqui, ginebra, coñac, etc...). Removedlo.
Ya la podéis servir.
¡Y a disfrutar de una sangría buena y fresquita!
¡Buen provecho!