No hace demasiado que hemos visto como preparar una crema de roquefort. Hoy, os mostraré una nueva aplicación de aquella crema haciendo saquitos con hojaldre que serviremos acompañados de un buen chorro de miel. Sí, sí, miel y roquefort, altamente recomendable. Os encantará.
Crema de roquefort
1 placa de hojaldre
1 huevo batido
Miel
Si queréis repasar el paso a paso de la crema de roquefort, os recomiendo la lectura previa de aquella receta.
Una vez hecha la reservaremos.
Estiraremos la placa de hojaldre con la ayuda de un rodillo y un poco de harina.
Cuando tenga el grueso aproximado de una caja de cartón, cortaremos el hojaldre en porciones.
Aproximadamente, porciones cuadradas de unos 6 o 7 centímetros.
Si hemos reservado la crema de roquefort en la nevera, la trabajaremos un poco con una cuchara para deshacer esta textura más dura que se origina con el frío.
Llenaremos una manga pastelera, aunque se puede hacer con una cucharilla también.
Aplicaremos una cantidad de crema en el centro del cuadrado y...
... uniremos dos extremos que no soltaremos...
... y que uniremos, uno a uno, en el resto de extremos.
Con todos los extremos unidos, enroscaremos estas puntas sobre sí mismas, procurando que no se deshaga la unión.
Iremos colocando cada pieza acabada sobre una bandeja de horno con papel tipo 'cuisson'.
Solo nos quedará pintar cada pieza con huevo batido y...
... ¡Paciencia!
Hornead las piezas de hoja a unos 180 grados hasta que coja buen color, unos 13-15 minutos aproximadamente.
Una vez cocido, y en caliente o en frío, como más os guste, lo emplataremos...
... y verteremos miel por encima de cada pieza.
Excelente.
Y ya podéis llevarlas a mesa.
¡Buen provecho!