Hoy, veremos como hacer un suquet de aquellos intensos de sabor, gracias a las nécoras. Patatas, mejillones, sepia, un buen sofrito con ñora y un buen caldo de pescado harán de este plato un placer para vuestro paladar. También podéis añadir un poco de pescado si queréis. ¡Que aproveche!
2 nécoras frescas (vivas mejor)
1 sepia (con la salsa marrón o bazo)
un puñado de mejillones
2 patatas grandes chascadas
2 ñoras
laurel
1 copa de vino blanco
caldo de pescado
1 cebolla picada
2 tomates maduros
aceite de oliva
sal
Para hacer la picada:
1 ajo laminado
un puñado de almendras tostadas
perejil fresco
sal
Variantes:
- Podéis incorporar trocitos de pescado (rape, merluza, tragaluz, etc)
- Una vez hecho podéis tirar alioli cortado por encima
- Podéis cortar las patatas a rebanadas en vez de a trozos
Primero de todo tendréis que preparar el caldo de pescado. Podéis hacerlo con todo tipo de pescados y espinas, pescado de roca, galeras, cangrejos, lo que encontréis en la pescadería o tengáis por el congelador. Lavadlo bien.
En una olla con un par de litros de agua, he puesto una espina de dorada que tenía.
Una cabeza de merluza.
Unas galeras.
Y un poco de laurel.
Lo hacéis hervir unos 25 minutos con un poco de sal.
Mientras se hace el caldo, preparad el resto de ingredientes y cortad la sepia en dados conservando la salsa marrón (bazo).
Preparad también la verdura.
Rayad el tomate.
Sobre este tomate tirad el bazo de la sepia. Si es muy grande no hay que ponerla toda. Principalmente por dos razones: es muy fuerte de sabor y, consumida en exceso, puede resultar tóxica.
Muy bien.
Ahora escaldad las ñoras en el mismo caldo.
Dejadlas un par de minutos y las recuperáis.
Abridlas y retirad toda la pulpa interior rascando con un cuchillo.
No sale mucha cantidad pero sí una pulpa muy intensa de sabor.
La piel de la ñora añadidla al caldo.
Ahora removed la pulpa de la ñora con el bazo y el tomate.
Perfecto. Lo reserváis.
En uno cazuela (puede ser de barro), tiráis un buen chorro de aceite de oliva.
Echad la sepia y dejadla dorar.
Cuando empiece a petar, ya la podéis retirar y reservar en un plato.
En el mismo aceite tirad la cebolla picada.
Mientras tanto, pelad las patatas y cascadlas (cortar un trozo y romper el resto). Eso hará que el almidón espese la salsa.
Sacadle el caparazón triangular inferior (donde está la cloaca) y limpiad la zona.
Ahora, partid la nécora por la mitad. Lo mismo con la otra.
Y las reserváis.
Cuando la cebolla empiece a engancharse...
será el momento de añadir el tomate que hemos preparado.
Seguidamente, verted las patatas y removedlas un par de minutos.
Llega el momento de tirar el vino. Vino blanco, de lo que más os guste. Este es bastante seco.
Aproximadamente una copa de vino.
Tapad la cazuela y dejad que se evapore todo el alcohol. Removed de vez en cuando.
En este punto ya tendréis el caldo hecho.
Cuando veis que el sofrito tiene consistencia de pasta y al pasar la cuchara no aparece líquido, ya podréis incorporar el caldo.
Evidentemente, utilizad un colador y tirad caldo hasta cubrir las patatas.
Muy bien.
En este momento añadid también las nécoras.
La sepia que hemos salteado...
y un poco de sal.
Volvéis a tapar la cazuela y dejáis que se haga durante unos 20 minutos, hasta que la patata esté blanda.
Mientras se hace el suquet, podéis preparar la picada con un ajo laminado, un poco de sal y...
perejil fresco.
Y cómo no, unas almendras tostadas que nos espesarán la salsa.
Bien triturado hasta que quede más o menos fino.
¡Qué aroma! ¡Oh!
Cuando la patata ya esté prácticamente cocida, desligad la picada con un poco del caldo del suquet.
Entonces, resultará más fácil integrar la picada en el suquet.
Una vez puesta la picada, también podréis poner los mejillones (limpios de algas).
No sé que tiene eso de poner mejillones en una cazuela que da mucho gusto hacerlo, ¿verdad?... pasa también con las almejas. De aquellos misterios de la cocina.
Tapad la cazuela y dejadlo 3-5 minutos más y ya podréis apagar el fuego.
Si dejáis reposar la comida un rato mejor. Sin dejar que se enfríe del aun, si hace falta, le podéis dar un golpe de horno para calentarlo.
Y ya lo podéis servir a la mesa.
¡Qué cosa más buena!
¡Ya salivo!
¡Buen provecho!