Como veréis, yo he utilizado la receta y elaboración más tradicional. Hay quien mezcla el huevo batido con la leche y moja el pan con esta mezcla... aunque yo creo que no quedan igual. Las fotografías corresponden a la mitad de la receta (1/2 litro de leche)
1 barra de pan seco
1 litro de leche
3 huevos
aceite de freír
azúcar
canela en polvo
Variantes:
Se puede hervir la leche con una rama de canela y una piel de limón o de naranja, y dejarla enfriar antes de poner el pan.
Empezaremos por aromatizar la leche con el limón y la canela.
Ponedla en un bol con la peladura de un limón, sólo la parte amarilla.
Poned también una rama de canela.
Llevadla a ebullición. Parad el fuego y dejadla enfriar completamente.
Ahora ya podemos ir cortando rebanadas de pan seco.
El pan puede ser del tipo que queréis, pero no hacéis las rebanadas demasiado grandes. Creo que estas torrijas tienen que ser más bien pequeñas, por su alto contenido calórico... y porque empachan mucho.
En un plato mismo.
Cuando la leche ya esté completamente fría, retiraremos la peladura de limón...
... y la rama de canela.
Poned abundante aceite para freír en una sartén... y que se vaya calentando. Mientras tanto, ya podéis ir bañando las rebanadas de pan en la leche.
Le tenéis que dar la vuelta hasta que queden bien empapadas.
En otro plato, echad una cucharada grande de canela en polvo...
... y mezclad la canela con el triple de azúcar, más o menos.
Con las manos...
... y dejadlo bien plano.
Sólo hay que sumergirlas y ya está.
Y directamente las freímos en aceite caliente.
Le tenéis que dar la vuelta... hasta que coja un bonito color dorado.
Una vez frita, la reservamos sobre un papel absorbente.
Podéis ir haciendo de cuatro en cuatro si queréis... sin marearos, ¿eh?
Con la torrija pasada por el papel absorbente y todavía caliente, la pasaremos por el azúcar con canela.
Tiene que quedar bien rebozada por ambos lados.
Y ya las podemos emplatar.
Se pueden comer tibias o frías.
¡Buen provecho!