De nuevo, un plato sencillo, básico y muy bueno que no debería faltar en ningún recetario de cocina catalana. Hay varias formas de hacer esta tortilla. Están los que tiran el huevo batido a la sartén y después, a medio cuajar, ponen el atún desmenuzado por encima y lo envuelven como una tortilla a la francesa.
Están los que fríen un rato el atún hasta que se deshace y a continuación incorporan el huevo.
Están los que hacen un sofrito de cebolla y atún previamente, incluso, con pimientos verdes.
Y están incluso quien monta las claras y las yemas por separado, para dar más volumen a la tortilla.
Y también están los que mezclan el huevo batido con el atún en frío y después lo envuelven como una tortilla a la francesa. Esta última es la variante que he hecho yo.
Personalmente, me gusta notar la textura del atún y encontrarme algún trozo por dentro. Y es que la tortilla de atún, bien acompañada de un buen pan con tomate, es la envidia de los que han pedido otra cosa en la mesa de al lado. ¿A qué sí?
2 huevos
100 g de atún en aceite
aceite de oliva
sal
Variantes:
Con el mismo procedimiento se hace la tortilla de queso, de jamón, etc
Se recomienda acompañar la tortilla con pan y tomate
Preparamos los dos ingredientes. El atún lo tenéis que escurrir bien de aceite.
Primero de todo, romped los huevos en un plato hondo.
Saladlos un poco.
Ahora, tenéis que batir los huevos con intensidad.
Se trata de oxigenarlos y hacer que monten un poco.
Ahora, incorporad el atún desmenuzado.
Mezcladlo bien y reservadlo. Poned a calentar una sartén antiadherente.
Mientras se calienta la sartén, cortad unas rebanadas de pan.
Un buen tomate y un buen aceite de oliva virgen extra, que no falten.
Cuando la sartén empiece a humear, echaremos un chorro de aceite de oliva y verteremos los huevos y el atún.
Procurad extenderla bien.
Cuando la parte interior esté cuajada, empezad a doblar los lados.
Poco a poco, con la ayuda de un tenedor o de una espátula, doblad la tortilla sobre sí misma.
Dadle la vuelta con un movimiento rápido y decidido.
Y dejadla unos instantes más hasta que se acabe de hacer. La podéis dejar más o menos cruda por dentro, según os guste.
Servidla inmediatamente.
¡No le quitéis el ojo de encima, que todo el mundo os querrá quitar un trozo!
¡Ummm, que buena!
¡Buen provecho!