Cuando trabajaba en la pastelería hacíamos a menudo. Y es que las Virutas siempre apetecen. Quiero decir que no hace falta que sea San José, ¿verdad? Como veréis, se trata de una receta muy sencilla y nada difícil de hacer. Esta receta es ideal para compartir con toda la familia, sobre todo para los más pequeños de la casa, que les encantará bañar las virutas con el chocolate.
Solo os hará falta una pizca de paciencia y, como siempre, ganas que salga bien. Las podéis servir bañadas de chocolate o no, o combinarlas. Yo incluso añadiría un poco de naranja confitada cortada a dados pequeños, ¿verdad que sí? ¡Vamos!
190 g de azúcar glacé
200 g de harina
100 g de claras de huevo (de unos 4 huevos)
50 ml de agua
Esencia de vainilla
200 g de almendra en grano
cobertura de chocolate negro
Variantes:
- Podéis utilizar azúcar normal
- Se puede poner esencia o ralladura de limón
- Se recomienda rebajar la cobertura con manteca de cacao (100 g c / 50 g mc)
- Hay quien los hace con huevo entero en lugar de las claras
A mí me gusta el grano más grande, pero este es el que he encontrado. El mismo que se utiliza para los panellets.
Necesitaréis una manga con un cornete liso, redondo y no muy grande. Con la pinza evitaréis que os caiga.
Al mismo tiempo, la harina.
Las claras y el agua también.
Seguidamente, poned la esencia de vainilla. Si no encontráis líquida, podéis utilizar vainilla azucarada.
Poned la varilla para batir y mezcladlo todo.
Dejadlo 5 minutos. Sólo se tiene que mezclar bien. De hecho, lo podéis hacer a mano sin ningún problema.
Llenad la manga con la ayuda de una lengua.
Poned la almendra por encima.
Perfecto. Precalentad el horno a unos 200-210 grados centígrados.
Necesitaréis un cilindro como este para dar forma a las virutas. Puede ser de cualquier material resistente al calor y no hace falta que sea demasiado largo. Vaya, que un bolígrafo puede servir.
Cuando el horno esté a temperatura, hornead las virutas preparadas. Estarán entre 8-10 minutos, según el grosor y la altura de la bandeja dentro del horno. Por lo tanto, vigiladlas bien hasta que tengan buen color.
Mientras tanto, poned a calentar al baño María la cobertura de chocolate.
Y de vez en cuando la removéis.
Ya salen las primeras virutas.
En cuanto salen del horno, tenéis que darles forma.
Lo tenéis que hacer rápidamente por dos razones: la primera para no quemaros y la segunda porque, si se enfrían, ya no las podréis enrollar y se os romperán.
La ponéis boca abajo y la enrolláis aplicando fuerza.
Una vez enrollado, mantenedlo así unos tres segundos y ya lo podéis soltar.
A medida que la vais haciendo, las colocáis en un recipiente donde puedan enfriarse bien.
Poco a poco la cobertura se acabará de deshacer y la tendremos a punto para utilizar. No tiene que estar caliente, sólo deshecha. De hecho, el ideal sería diluir la cobertura con un poco de manteca de cacao (por cada 100g de cobertura 50g de manteca de cacao) y hacerla así más líquida. De lo contrario, el baño de cobertura quedará demasiado espeso y, por lo tanto, con más grosor. En casa haced lo que podáis, claro está, con cobertura sola ya irá bien, ya que habitualmente no tenemos manteca de cacao.
De hecho, así mismo sin el baño de chocolate, es como más me gustan a mí, aunque también se secan más rápidamente y se ponen duras. Con la cobertura aguantan mejor.
Dejad enfriar totalmente las virutas antes de bañarlas.
Cuando la viruta esté fría y la cobertura deshecha, ya las podéis sumergir uno por uno.
Ayudaos con un tenedor.
Procurad escurrir bien la viruta para evitar hacer una capa demasiado gruesa de chocolate.
Una vez escurrida la viruta, reservadla en una nueva bandeja con papel.
Procurád que no se toquen entre ellas o se engancharán.
¿Qué chulas, eh? Ya sólo las tenéis que dejar reposar en la nevera hasta que cuaje la cobertura.
Entonces, ya las podréis servir a la mesa.
¡Qué buenas!
Por dentro quedan duras y crujientes.
¡Buen provecho!