Hoy os traigo un nuevo wok, de aquellos bien saludables y al mismo tiempo atractivos a la vista. Los tirabeques frescos sólo los podremos disfrutar durante unas pocas semanas el año (a finales de marzo y abril) ya que su temporada es corta y, por lo tanto, lo tendremos que aprovechar intensamente.
En Catalunya y Aragón es una verdura muy conocida y apreciada aunque ha entrado en cierta decadencia últimamente. Los tirabeques se pueden cocinar de varias maneras, en sopas, pucheros, frituras etc. Se siembran desde el otoño en invierno y se cogen desde finales de invierno a principio de primavera. Dejarlos al dente es una de las mejores maneras de apreciar al máximo el sabor. Así pues, si todavía no los habéis probado, os recomiendo comerlos solos o como guarnición y descubriréis sus virtudes en boca.
300 g de patas y alas de calamar
200 g de tirabeques frescos
1/3 parte tapón de aceite de sésamo
2 tapones de salsa de soja
1 cucharada de harina de maíz (o Maizena) disuelta en agua
1 cucharada de semillas de sésamo
Primero los tirabeques.
Como podéis observar, son muy similares a los guisantes pero más delgados.
Los abriré uno para verlo por dentro.
Ahora los limpiaremos con agua.
Y ya podemos preparar el resto de ingredientes de este wok.
Lavaremos bien las patas de calamar.
Cuando el wok esté muy caliente tiraremos un chorro de aceite de oliva y seguidamente las patas de calamar.
Dejad que pierdan toda el agua y que se empiecen a tostar un poco.
Esta pasta de color marrón que sueltan es el secreto para conseguir que un calamar os quede sabroso. Al mismo tiempo, notaréis que empiezan a estallar.
En este punto añadiremos los tirabeques que hemos preparado.
Lo removemos un poco y dejamos que cojan color.
Será el momento de añadir un poco de aceite de sésamo, que aportará un gran sabor de fondo.
Yo he puesto una tercera parte del tapón. Pensad que es bastante aromático y no conviene pasarnos.
También añadiremos la salsa de soja.
Podéis poner de dos a tres tapones tranquilamente.
También pondremos unas semillas de sésamo tostadas, que encontraréis en cualquier herboristería.
No demasiado.
Para dentro.
Y finalmente, para dar un aspecto más atractivo y ligar todo el conjunto, añadiremos el almidón disuelto en agua.
Muy bien.
Enseguida notaréis cómo los ingredientes cogen una textura más pegajosa y brillante muy atractiva a la vista.
Un par de vueltas más y ya podremos emplatar.
Bien calentito, ¿eh?
Ummm... qué aroma que tiene.
Ni que decir que lo podéis comer con palillos de madera o sin. ¡Buen provecho!