Ojalá pudierais oler este arroz. Meloso, al punto perfecto y con todo el sabor del bogavante. Una fantasía de verano que se acompaña de buen vino y de unas vistas espectaculares. El restaurante Salt (Passeig Mare Nostrum, 19-21) se ubica a los pies del hotel W, en un rincón apartado y privilegiado de la ciudad. Con unos arroces de campeonato y unas tapas que hacen salivar, Salt es de visita obligatoria si vas a la playa este verano.

Una terraza al mar

Salt se ubica al final del Paseo Marítimo de la Barceloneta, al lado de la playa de Sant Sebastià. Custodiado por el imponente hotel W, el restaurante se divide en una gran terraza exterior y un amplio comedor interior. Un espacio abierto al mar que permite disfrutar de unas vistas espectaculares de toda la costa de la ciudad. Las sillas de madera y las mesas de piedra blanca dan un ambiente cálido y mediterráneo al local. Al otro lado del paseo, junto a la playa, un 'beach club' de hamacas y tumbonas pone la guinda del pastel a un rincón idílico para el verano.

En Salt se respira verano en cada rincón. / Foto: Cedida

La joya de la corona de Salt, sin embargo, son los arroces; los clásicos, los de toda la vida, los arroces en los que piensas cuando te imaginas en la playa disfrutando de una comida con los amigos

A Salt se puede ir a comer, a cenar o simplemente a tomar un cóctel. Es un restaurante versátil que, a pesar de quedar apartado del centro de la ciudad, ofrece tranquilidad y una gastronomía de primer nivel. El restaurante acaba de abrir puertas, de nuevo, después de una remodelación integral del espacio y de la carta. Una oferta sencilla y cuidada con las tapas, la brasa, pero sobre todo los arroces como protagonistas.

Auténtico sabor mediterráneo

La carta de Salt es ideal: tapas, ensaladas, brasa, arroces y postres. Todo lo que necesitas para disfrutar de una buena comida en una sola hoja de papel. Además, la versatilidad de la oferta te permite disfrutar de una comida correcta a un precio reducido o ponerte las botas y hacer un festín de lo más gourmet. Patatas bravas, ensaladilla rusa o croquetas, pero también mejillones, pulpo y jamón ibérico son algunas de las tapas más destacadas del local. La joya de la corona de Salt, sin embargo, son los arroces; los clásicos, los de toda la vida, los arroces en que piensas cuando te imaginas en la playa disfrutando de una comida con los amigos. Arroz negro, de verduras, de marisco o de bogavante, entre otros.

Carpaccio de gamba roja del restaurante Salt. / Foto: Oriol Foix Duaigües

Con respecto al precio, depende mucho de lo que pidas. Te puedes marchar habiendo pagado 80 € por cabeza, pero también puedes comer de primera por 30 € o 40 €

Si te apetece curiosear una carta más extensa, siempre te quedarán los vinos. Blancos, negros, rosados, espumosos... vinos de todo tipo y muchos catalanes. En nuestro caso, un Miranda d'Espiells, un blanco fresquito que combina de maravilla con el arroz meloso de bogavante que nos comimos. Un plato potente, con un aroma exquisito y con el arroz cocido al punto perfecto.

Para redondear la comida, hicimos boca con un carpaccio fresco de gamba roja, un poco de pan con tomate y jamón y unos postres de primer nivel para acabar la comida. Un pastel de queso vasco buenísimo, pero sobre todo una crema catalana con carquiñoles y moscatel. Unos postres que combinan lo mejor de mis postres preferidos: el músico y la crema. La terrina tradicional, los carquiñoles aromáticos, el moscatel servido en porrón... una auténtica fantasía.

Postres de crema catalana en el restaurante Salt. / Foto: Oriol Foix Duaigües

Con respecto al precio, como decía antes, depende mucho de lo que pidas. Te puedes marchar habiendo pagado 80 € por cabeza, pero también puedes comer de primera por 30 € o 40 €. Las tapas rondan los 7 €, los arroces oscilan entre 20 € y 30 € y los postres cuestan todos 8 €.