Barcelona es un bullicio constante de aperturas de restaurantes con ofertas gastronómicas muy diversas. Abrir un local es relativamente sencillo si lo comparamos con la dificultad en mantenerlo. Y encontrar un bar con 125 años de historia que mantenga las tapas de toda la vida es un hito a celebrar. En este chaflán de Barcelona, entre Gran Vía y Comte Borrell, encontramos un trozo de historia de Barcelona que ha sobrevivido al paso del tiempo gracias a las tapas de siempre y algunos platos más modernos.

Un bar con 125 años

Una terraza con sillas de madera y un gran toldo de color rojo dan la bienvenida al inconfundible Bar Alegría. Un local fundado el año 1899 que durante más de 100 años ha sido regentado por la familia de Maria Cortes, tercera generación de la familia que inició el negocio. El año 2019, sin embargo, el Alegría cambió de manos. Tomás Abellán, responsable del Grupo Alegría, cogió las riendas de un bar que, después de un tiempo cerrado, había quedado prácticamente en ruinas.

Entrada del Bar Alegría / Foto: Emma Porta

Después de una cuidadosa remodelación, el interior del Bar Alegría ha sabido mantener la esencia de bar tradicional. A mano derecha está la barra, con muchas tapas expuestas en el escaparate y una serie de botellas de vino y licor en la parte posterior. A la izquierda, al fondo y en el pequeño piso superior, taburetes, mesas de mármol y sillas de madera llenan un espacio decorado con documentos y carteles del bar original.

Una oferta híbrida

Cuando Tomás Abellán cogió el Bar Alegría el año 2019, lo tenía que hacer junto con su padre y otro socio. La intención era abrir un bar clásico de toda la vida, de los de cerveza, bocadillo y olivas. Pero a último momento, Abellán se quedó solo y decidió seguir adelante. En vez de un bar de barrio, sin embargo, decidió montar un local tipo bistró, donde se comiera bien y con una oferta más cuidada.

Canelón de invierno de pularda y bechamel del Bar Alegría / Foto. Emma Porta

En el Bar Alegría tienen boquerones, anchoas y gildas, pero también puedes encontrar ostras, canelones y leche de coco. La oferta del local es híbrida entre tapas clásicas de siempre y otros platos más contemporáneos. Uno de estos platos es la berenjena estilo Shunka, una verdura con salsa de miso cocinada con un estilo japonés. Con respecto a los platos clásicos, uno de los mejores es el canelón de invierno de pularda y bechamel. Un canelón delgado y alargado con un sabor agradable y reconfortante. También son buenas las alcachofas, servidas con una yema de huevo y un poco de trufa rayada. Pero el plato estrella del Bar Alegría es el bikini, un sencillo bocadillo de queso, jamón y trufa que es exquisito.

Flan de vainilla del Bar Alegría / Foto: Emma Porta

Por otro lado, hay platos un poco más arriesgados que no funcionan tan bien. El calamar a la plancha sale un poco pasado y los mejillones con leche de coco se hacen un poco pesados, pero no es nada que no puedan solucionar unos buenos postres. Curiosamente, en el Bar Alegría tienen flan de vainilla en vez del habitual flan de huevo de la mayoría de locales. Un flan denso y generoso con una textura y un sabor realmente buenos. La tarta de queso también es muy buena y cremosa.

Interior del Bar Alegría desde el segundo piso / Foto: Emma Porta

El Bar Alegría es un trozo de historia recuperada que vale mucho la pena visitar. Con un ambiente agradable y una oferta actualizada y cuidada, tiene todos los ingredientes para convertirse en tu nuevo bar de confianza donde llevar a los amigos para pasar un buen rato. Con un servicio alegre y muy atento, el Bar Alegría tiene cuerda para aguantar, al menos, durante 125 años más.