Cuando todavía no nos hemos hartado de buena pizza, los italianos han empezado a expandir sus redes de seducción en forma de bocadillos en Barcelona. Porque la ciudad cuenta hoy con una colonia italiana en crecimiento que ha aportado su buen hacer en materia bocadillística con recetas de toda la bota: Compà nos ha llevado la esencia calabresa; Oìmà pone sobre la mesa sus crostoni napolitanos; en Walló se han propuesto hacer los panini great again con panes y embutidos de Italia y más allá; y en Pan Persott hacen brillar la piadina de Emilia-Romagna.
Barcelona cuenta hoy con una colonia italiana en crecimiento que ha aportado su buen hacer en materia bocadillística
Desde Calabria: COMPÀ
Vittorio Cicero es de Castrovillari (Colimbo) y hace 23 años que llegó a Barcelona: "vine de Erasmus, me enamoré de la ciudad y me quedé". Ahora bien, una tierra es difícil de olvidar y tiene pinta que puedes salir de Calabria, pero Calabria nunca saldrá de dentro tuyo. Pues qué suerte la nuestra, porque es precisamente esta nostalgia la que durante la pandemia hizo que Cicero, licenciado en Economia y ADE con experiencia de cabeza de cocina, quisiera traer una pizca de allí a aquí. Llevo productos de Castrovillari o de los alrededores, salvo el pan, que lo hacemos aquí con una receta nuestra. E intento traer una manera de hacer, la de ir a la charcutería a hacerte el bocadillo a medida. También he querido recordar a mi abuela, Lina, que fue y es la mujer más importante de mi vida, y el amor con el que nos alimentaba". Una muestra: el Castrovillari, de capocollo, crema de alcachofas, calabacín y queso de oveja; el Tropea, de la 'nduja –la prima de la sobrasada–, pecorino, berenjena y setas; el Calaburger, de albóndigas en salsa, toque de 'nduja y provola. "Creo que con mis bocadillos hago viajar a la gente: si conocen mi tierra, los llevo hasta allí; y, si no, los traslado a otra época, a comer con la abuela, a unos días en el campo".
📍 Calle Escorial 47 / Calle Sant Carles 19
Desde Nápoles: OìMà
Emanuele Vasopollo había sido cocinero para Joël Robuchon, en París, y amaba la cocina apasionadamente, pero por la cabeza le rondaban unos bocadillos y, en concreto, la idea jugosa de abrir un establecimiento dedicado a enaltecerlos. Le daba miedo dejar los fogones pero al mismo tiempo quería tener un negocio propio. Pensando y pensando, un día fue a dormir y soñó OìMà. Por la mañana, le explicó a su mejor amigo, Christian Panico, que le ayudase a buscar un local. Al cabo de media hora, ya lo habían encontrado, y aquel mismo día fueron a verlo. Les pareció fantástico y se pusieron manos a la obra. La pareja de amigos, de 25 y 26 años, levantaban la persiana el 13 de septiembre de 2022 con una propuesta de bocadillos napolitanos. "La idea parte de un bocadillo denominado zingara, que nace en la isla de Ischia, en Nápoles, en 1977. Un bar tiene la buena idea de hacer un bocadillo de dos rebanadas bien planchadas y crujientes, untado con mayonesa, y rellenado con un poco de lechuga, tomate, mozzarella, Gran Padano y jamón de Parma".
Cuando todavía no nos hemos hartado de buena pizza, los italianos han empezado a expandir sus redes de seducción en forma de bocadillos
El éxito fue tal que el bocadillo se convierte en un clásico en Nápoles y, ahora, Vasopollo y Panico lo han traído a Barcelona. "Trabajamos con productos italianos y el pan lo encargamos a un panadero del Raval que nos lo hace con nuestra propia receta, con masa madre y una fermentación larga. Hemos variado el nombre de zingara en crostone a fin de que sea comprensible para todo el mundo, y partiendo del mítico bocadillo napolitano, que en nuestro menú tiene el nombre de Antonietta, hemos pensado unas cuantas variaciones porque, al fin y al cabo, somos cocineros y podemos diseñar buenas combinaciones". El crostone Maria, con porchetta de Ariccia, provola fumada y patatas al horno es su best-seller indiscutible. "Nuestra porchetta de Ariccia no se encuentra en el mercado español: es de Cioli, uno de los mejores productores italianos".
📍 Calle Escudellers 42
Desde de Emilia-Romagna: PAN PERSÓTT
Delante del Hospital de Sant Pau, Pan Persótt quiere ofrecer una propuesta gastronómica de Emilia-Romagna. Sus propietarios, originarios de la ciudad de Módena, encontraron que Barcelona, porque les pareció bonita y un buen lugar para vivir, era el lugar ideal para abrir un negocio. Destacan que su menú es propiamente modenese y que la característica diferencial de sus piadines y sus focacce son las cantidades equilibradas entre los diversos ingredientes que componen los bocadillos, así como la calidad de los embutidos y de los quesos que los rellenan. Son buenos ejemplos la piadina Albinelli, con porchetta y scamorza fumada o la Mongol, con prosciutto, pasta de aceitunas, provola y tomate, y bocadillos como el Duomo, con speck, gorgonzola, crema de alcachofas y tomate.
📍 Calle Sant Antoni Maria Claret 236
Desde Nápoles: WALLÓ
Un día, cinco amigos que trabajaban en la hostelería se dijeron: ¿por qué no mejoramos el panorama de bocadillos de Barcelona? De esta idea y de su pasión por hacer pan, nació Walló –que viene de la palabra en napolitano 'guagliò', es decir, 'chico'. De panes hacen tés, un pan de molde, uno tipo hamburguesa y, la otra, una focaccia elaborada con harina de trigo blando de Puglia. ¿Qué ponen dentro? Rellenos que pueden ser 100% italianos, como el Bikini del Faga, con mortadela, trufa y queso o el Sor Matteo, con butifarra italiana, scamorza, mayonesa de albahaca, berenjena, tomate seco y rúcula; o internacionales como el O Tonno, que lleva una milanesa de atún, mayonesa de lima y mostaza, guacamole, granada y cebolla encurtida. Pero cuando les preguntamos por sus best-sellers, señalan dos: El Tuneado, en pan de focaccia, con roast beef, salsa tonnata, rábanos encurtidos y hojas de lechuga; y El Lolo, también en focaccia, con scamorza, porchetta y una salsa de miel y mostaza.
📍 Calle Muntaner 183