Cuando pasas por delante, podrías identificarlo como un bar heavy. Te imaginas, pensando en el estereotipo, mucha cerveza, poca manduca y el suelo bien pegajoso. La realidad es bien diferente, porque en el Celler Panotxa (Calle Sant Joan de Malta 53) se pueden comer angulas, caviar y beber Bollinger a ritmo de AC/DC.

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Bodega Panotxa

Podemos ponernos finos, sea a base de ostras, de quesos y de pintxos de txistorra. David Huerta, propietario y barman, es heavy en todos los sentidos. En pleno confinamiento, cuando tomó el relevo con Sandra Agudelo de la antigua Bodega Casa Paqui, que Juan y Paqui habían regentado durante una pila de décadas, decidió que si bien en un inicio no había pensado retocar demasiado la antigua bodega, ahora que tenía tiempo, abocaría una de sus pasiones: la música. Así, encargó varios murales para el techo, donde ahora lucen los logotipos de sus grupos favoritos, así como de otros detalles que dejan claro que aquí, aparte de jalar y beber la mar de bien, también se escucha buena música.

En el Celler Panotxa, aparte de jalar y beber la mar de bien, también se escucha buena música

"Siempre me ha gustado comer bien y beber bien. Yo era cliente de Ca La Paqui, de toda la vida, porque vivo detrás de la calle Sant Joan de Malta y siempre ha sido el bar más próximo a mi casa. Antes me dedicaba a la construcción, tenía una pequeña empresa de reformas y pequeñas obras, así como de instalaciones eléctricas, pero es un sector que te quema mucho y cuando me enteré que Paqui se jubilaría a finales del 2019, pensé en coger las riendas del negocio", comenta Huerta. Y aunque sabe que la hostelería también es dura, no se arrepiente: "es frecuente que un cliente para el que trabajas como a cerrajero, después no te quiera pagar, y eso hace que tampoco puedas pagar a tus trabajadores por el trabajo hecho. Al menos, eso aquí no pasa".

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Bodega Panotxa

Huerta considera que ha hecho una fusión excéntrica de sus gustos personales, tanto de los gastronómicos como de los musicales. Y funciona. "Muchos de los antiguos clientes siguen viniendo a la bodega –ahora renombrado como Celler Panotxa- y hemos ganado a mucha clientela adepta al rock&roll y al heavy metal. Es, más siempre que hay ningún festival del género, como el Rock&Fest, muchísimos asistentes pasan por aquí a pasar un buen rato". Llegan desde Noruega, Bélgica y más allá por la música que les ha llegado hasta las orejas y se quedan por las tapas y los platos: anchoas y cecina, camarones y caracolillos, ensaladilla rusa y rabo de buey, y otras delicias que salen de la cocina y de la vitrina de esta guarida donde ocurre la aleación gloriosa del metal y el buen comer. Los que no son tan afines a la música, también se quedarán atrapados: "ponemos la música a un volumen agradable y en la lista no tienen cabida sonidos demasiado satánicos o guturales, que no gustan a todo el mundo, y escucharéis desde Metallica a Kortatu, pasando por Extremoduro, a Freddy Mercury y Radio Futura". Y también, el zumbido atronador de las motarros que aparcan junto a la espléndida terraza del Panotxa.

Escucharéis desde Metallica a Kortatu, pasando por Extremoduro o Radio Futura

Para derribar otro tópico asociado al heavy, Huerta nos recuerda: "hay mucha gente que disfruta de esta música, que ya no viste o no ha vestido nunca de cuero y de negro, y que hoy lleva americana y corbata. ¿Y qué? Si quieren comer bien, aquí tienen su casa". Por otra parte, el bodeguero no tiene problemas al ponerse una casulla y unas gafas de sol negras y autoproclamarse 'sacerdote del metal' para bromear un poco si la tarde está alegre. Su empuje lo ha llevado también a presidir la asociación de comerciantes del Bajo Hoyo, que organiza actividades voluntarias para visibilizar y potenciar los negocios del barrio, como una fiestaza que organizaron el pasado 18 de febrero en la Plaza de Valentí Almirall, donde se pincharon 18 enormes barriles por las 800 personas se reunieron en hermandad para pasar un día agitando las melenas al ritmo de Master of Puppets. Hubo familias, niños danzando y jugando, risas y muy buen rollo, porque una fiesta no puede ser de otra manera. Puedes pillar una perturbación severa y de calidad, pero que nunca falte el respeto".