No soy de Barcelona, pero sí que soy usuario reincidente de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya. Siempre me había llamado la atención la línea L7, aquella que te conduce hasta el Tibidabo. Ahora bien, nunca había subido. Hasta hace pocos días que me decidí a descubrir nuevos lugares de la capital catalana. Y es que Barcelona esconde restaurantes, casas de comidas y bares espectaculares en cada barrio. Ubicado en Sant Gervasi - La Bonanova, junto al Parque del Turó del Putxet, visito la bodega Garum (c/ del Vilarós, 3), abierta hace escasos meses, aproximadamente, desde Sant Joan.

Bodega Garum: platillos de cocina catalana muy y muy buenos

"Ya había abierto un par de restaurantes más en la zona céntrica de la ciudad condal, pero tenía la espina clavada de abrir un local en la zona donde nací y donde me crie", explica Ricard Torres, propietario de la bodega Garum. Le acompaña a la cocina Enrique Martínez, con quien ya habían trabajado juntos. 'Quique' y Ricard se conocen desde hace años y se ve de una hora lejos que forman una dupla que se entiende a la perfección y que los resultados que salen detrás de los fogones son de una calidad óptima. "Los comensales salen muy satisfechos y la primera reacción que tuve fue la de incrementar los platos y las comandas para dar abasto", se alegra Torres. Además, al lado está el Mercado de Sant Gervasi, toda una suerte poder contar con producto local y de proximidad cerca de un negocio gastronómico.

Ensaladilla rusa en la Bodega Garum / Foto: Jordi Tubella
Ensaladilla rusa en la bodega Garum / Foto: Jordi Tubella

"Tenía claro que si abría un establecimiento en mi zona 0 tenía que tener la esencia un poco de vermutería, platillos para compartir y, en general, una cocina catalana, la nuestra", dice sonriente. Paseando por las calles de los alrededores, me doy cuenta de que tiene toda la razón del mundo y es que hay bodegas y restaurantes con cara y ojos que se pueden contar con los dedos de una mano. Y la bodega Garum es uno de estos. La Bodega Padua, la Bodega Balmes o la marisquería Balmes son algunos ejemplos.

Croquetas en la Bodega Garum / Foto: Jordi Tubella
Pruebo unas croquetas de fricandó y croquetas de sepia con tinta de calamar, alioli y romesco / Foto: Jordi Tubella

Además, en el interior del local se han instalado unas estanterías con una cuidada selección de vinos de diferentes denominaciones nacionales e internacionales. Más de 200 referencias, de blancos, negros y toda variedad posible, que rellenan el interior de la bodega, a ambos lados de los comensales. De entre todas las grandiosas líquidas, escojo el Fonoll de Torre del Veguer 2023, moscatel y moscatel rojo, del Massís del Garraf.

Antes de adentrarnos a hablar de los platos, ofrecen una Fórmula Migdia que consiste en entrante, plato principal, postres y bebida. Todo por 16 euros y con posibilidad de solicitarlo de los martes al viernes de 13 h a 16 h.

Bodega Garum / Foto: Jordi Tubella
El panini Nueva York de pastrami (angus de Nebraska) / Foto: Jordi Tubella

Tienen una carta bastante extensa y variada. Empezamos hablando de los bocadillos fríos y calientes, donde destaca el de fuet de Cantonigròs, el del queso del Pirineo o el de sobrasada y queso, entre otros. Todos a unos precios entre los 6,5 € y los 9,5 €.

En la bodega Garum se respira autenticidad y ganas de compartir unos buenos platillos y tapas de cocina catalana

Bodega Garum / Foto: Jordi Tubella
Un steak tartar mucho más que notable / Foto: Jordi Tubella

"El vermut" es el inicio de la carta con propuestas bonitas y sabrosas como las olivas adobadas (3,5 €), las ostras poget Núm. 3 (4,5 €), mejillones al vapor (12,5 €) o una increíble tortilla de patata y cebolla hecha al momento (6,5 €). Tampoco, claro está, pueden faltar hoy día en ningún restaurante las gildas (3,5 €).

En una dedicatoria a la cocina catalana clásica, pero con toques modernos "porque eso es una premisa que tenía muy clara", recalca Ricard, encontramos los "platos y platillos" de la bodega Garum. Damos un repaso breve y sabroso para todos los paladares. Lechuga aliñada con vinagreta de mostaza (4,5 €), el bacalao con chanfaina (14,5 €) bien presentado y un bocado que siempre apetece, el atún con escabeche de setas (14,5 €) o el steak tartar de la casa (17,5 €).

Para acabar, dos paninis que son de los mejores en Barcelona. Primeramente, el panini de mortadela, stracciatella de búfala, tomate seco y pesto (14,5 €) y, en segundo lugar, y el que tengo el privilegio de probar es el panini Nueva York de pastrami (angus de Nebraska) (14,5 €). ¡Buenísimo, con todas las letras!

Bodega Garum / Foto: Jordi Tubella
Postres clásicos que no fallan nunca / Foto: Jordi Tubella

De postres, cinco opciones sencillas que, por qué no decirlo, siempre funcionan y aunque no resaltan por su originalidad, solo puedo asegurar que las hacen muy y muy buenas. Al menos la opción por la que me decanto yo como es la torrija Garum. Y es que, como decía al inicio, no había cogido nunca la L7 dirección Tibidabo y, ahora, en cambio, tengo claro que volveré y se convertirá una línea más frecuente para mí. ¡Por el amor a las pequeñas bodegas y a la buena comida de nuestro país!