Efervescencia. Al igual que el ácido carbónico, que sabe mantener el equilibrio con otras sustancias y originar diferentes fórmulas, el restaurante con el nombre de esta composición química domina diferentes teclas en su excelente cocina. Abierto el pasado 7 de julio, en un exquisito y amplio local con capacidad para 120 personas paralelo al Paseo de la localidad de Salou, ofrece comidas que siguen una filosofía sumamente respetuosa con el producto y añadiendo a la ecuación una óptima relación calidad/precio, especialmente si pensamos en las proporciones de las piezas que sirven, tanto de diferentes pescados como de los filetes de vaca. Muy idóneo para compartir y gustar a cualquier comensal, un detalle fabuloso ahora que se acercan fiestas y queremos celebrarlo en torno a una mesa redonda (sí, tienen!) dónde todo el mundo disfrute y quede satisfecho.

Barra del restaurante Carbònic / Foto: Restaurant Carbònic

Del mar a la brasa

Para picar mientras hacemos boca, productos que ahora llegan con todo su esplendor de sabor: alcachofas confitadas en aceite de oliva virgen extra a la brasa, un crujiente puerro asado a la llama con vinagreta de avellanas y, para los que no le tengan miedo en las especias asiáticas y los toques amargos y picantes, nada mejor que las zanahorias a la brasa con jengibre, hummus y especias tandoori.

Zanahorias con hummus / Foto: Restaurant Carbònic

Entrantes ya más contundentes, o primeros a tener bien presentes, son el carpaccio de costilla de vaca madurada con vinagre balsámico y helado de mostaza; la ensalada de patata con bonito, mayonesa y bichos de Ibarra y el tataki de atún con aguacate y arroz Black Sibaris. "Aunque nos gusta innovar y ofrecer una carta que busca marcar la diferencia en las salsas y combinaciones de texturas, tenemos muy claro que hay productos que gustan a gran parte de la población y nos hemos empleado mucho al ofrecerlos de la más alta gama, como la burrata, las anchoas con pan de vidrio, las croquetas caseras de jamón y los buñuelos de bacalao," nos explica Jordi Perera, uno de los cuatro socios tras este nuevo proyecto gastronómico. Los amantes de las bravas tienen que saber que son de auténtico vicio, con dos salsas en perfecto armonía y el punto justo de espesura para no empalagar la patata.

Ensaladilla Rusa / Foto: Restaurant Carbònic

Pero, entrando en materia, que nunca mejor dicho, en este restaurante lo mejor se no tener que escoger entre carne o pescado, pedir un plato de cada y compartir. Y es que sino nos quedaremos boquiabiertos viendo lo que sirven en otras mesas. Y no será para que nuestra opción no sea para lamerse los dedos. Eso sí, tengamos presente, como ya exponía, que las raciones son de lo más generosas, como indican a la carta. La lubina a la brasa con ajos tiernos es de 900 gramos y el rodaballo, también a la brasa, de 1 kg. Ofrecen también una exquisita cola de rape a la brasa con tomate confitado y el producto famoso en la zona: calamar de potera, que es motivo de jornadas de pesca y de concursos en la comarca de Tarragona.

Oda al carnívoro

"Una de mis referencias a la hora de crear la carta de carnes es el steak-house MR PORTER en Barcelona. Queremos trabajar el mejor producto y no sólo ofrecer un tipo de filete, sino sobresalir en diferentes cortes de la vaca que seguramente sorprenderán al comensal y que no ofrecen otros restaurantes en la zona", añade Perera. Es el caso de la chuleta de lomo alto de vaca, que es de 1 Kg, o la de lomo bajo, de 400 gramos, más razonable si se trata de un solo comensal o si lo queremos pedir a la hora que nos tienta un plato de pescado. Para grupos de 3 o 4 personas, tenemos filetes como el Tomahawk Steak, de 1,6 kg. Esta pieza, de gran peso y forma de hacha Tomahawk, la que utilizaban los indígenas americanos delante de los cowboys, presenta una alta infiltración de grasa, pero guisado en la parrilla consigue una suculencia y textura melosa abracadabrante.

Queremos trabajar el mejor producto y no sólo ofrecer un tipo de filete, sino sobresalir en diferentes cortes de la vaca que seguramente sorprenderán al comensal, Jordi Perera

Es una pieza de carne que a menudo en los EE.UU. llaman|nombran a Cowboy Ribeye, y que a menudo hemos visto en los westerns de Hollywood con Clint Eastwood asándola y devorándola sujetando el hueso|oso con la mano. Hablamos de hambre carnívora, sí. Y por eso tampoco hay que desmerecer de ninguna manera el secreto ibérico o, cayendo en la tentación, la hamburguesa Black Angus de 180 gramos con queso cheddar y cebolla con pan de brioche. ¿Había dicho ya que otra especialidad del Carbónico son sus tablas de quesos?

Filete Tomahawk / Foto: Restaurante Carbónico

Extensa carta de vinos D.O y exquisiteces dulces

Una comida o cena de esta envergadura reclama una buena carta de vinos. Sorprendida la mía al ver que cuentan con más de 150 referencias nacionales y una firme apuesta por las D.O. tarraconenses, como Priorat, Montsant, Terra Alta y Conca de Barberà, además de la D.O. Tarragona. Una treintena de estos vinos pueden pedirse a copas. Asimismo, podemos pedir cava con D.O. y una serie de digestivos para amenizar la sobremesa. A la hora del postre, el pastel fino de manzana tibia con helado de vainilla, el de queso esponjoso con naranja y fresas y el de limón con moras y crumble conquistan el corazón|coro de todo gourmand, seguro! Os propongo, sin embargo, dejaros aconsejar para|por el chef y para|por la autora del artículo y probar la piña a la brasa con crema quemadura y helado de ron. ¡Pura pirotecnia!

Pastel de queso / Foto: Restaurante Carbónico

Carbónico es una experiencia. Completa. Porque aparte el servicio es excelente, la acústica perfecta y las mesas|tablas están separadas de manera que en una cita o un encuentro de negocios podamos estar a gusto en todo momento. Un espacio que ya se ha convertido en uno en lo referente a la villa salouense y que seguro os conquista y os hace devolver uno y otra vez|golpe.