Cuando comemos fuera de casa se suele perder alguna cosa de aquella comodidad informal de un espacio que es plenamente nuestro. Por eso me sorprendió que en la barra del Bar Ket, en el corazón del Mercat del Ninot, me sintiera como en casa, y como si lo hubiera visitado centenares de veces. Era mi primera vez en este histórico del mercado que hace comida casera, sencilla y a un precio muy económico. La barra, corta, acoge a una clientela bien diversa: trabajadores del mercado, vecinos que han venido a comprar, parejas que han pensado en comer aquí. Las conversaciones, por lo tanto, iban cada una hacia una banda, y aguzar el oído y recibir un añico de la vida del compañero de comida mientras masticas tu vianda siempre resulta enriquecedor.

Bar Ket: excelente cocina en el corazón del Mercat del Ninot

En el Ket tienen cuatro estrellas: las crestas de atún, la ensalada rusa, las croquetas y las famosas tortillas. Las crestas, bien fritas y sabrosas, llevan huevo duro aparte del atún con un buen sofrito. Y las tortillas merecen un párrafo aparte.

Castra de atún Bar Ket Rosa Molinero Trias
Cresta de atún / Foto: Rosa Molinero Trias

Las tortillas del Ket son pequeñas en diámetro y muy finas, casi como uno de aquellos pancakes americanos, con la diferencia de que son muy variadas: hay bacalao con pimiento, de calabacín, de chistorra con patatas fritas, de butifarra negra, de alcachofa, etc. Ante la tortilla gruesa y en varios grados de liquidez, la supervivencia de la tortilla hecha así, delgada y dorada, me parece un triunfo.

En el Bar Ket tienen cuatro estrellas: las crestas de atún, la ensalada rusa, las croquetas y las famosas tortillas

La versatilidad de unos huevos batidos, combinados con vegetales de temporada o con otros ingredientes triunfadores, se concentra en este escaparate atendido con la máxima profesionalidad por Maria Àngels Font, que es la segunda generación del Ket, abierto por su padre el año 1984.

Plato combinado de tortilla|trucha de bacalao y pimiento, patatas y pan / Foto: Rosa Molinero Trias
Plato combinado de tortilla de bacalao y pimiento, patatas y pan / Foto: Rosa Molinero Trias

Al pedir una, me preguntan si la quiero con una pizca de patatas fritas. Una rápida ojeada en la freidora, unos minutos antes, me ha hecho decidir por un sí rotundo: cortes en bastoncillos delgados, veo que tienen el dorado perfecto y compruebo, al llevármelas a la boca, que son todo aquello que podemos esperar de una buena patata y de una fritura que las deja un poco crujientes pero melosas. El pan con tomate acaba de rodear este plato combinado, y la tortilla de bacalao con pimiento me recuerda tanto a las tortillas que a veces hace mi madre (la de judía del ganxet me parece una delicia) que repito y pido la de calabacín.

Una vista más detallada de la cresta de atún / Foto: Rosa Molinero Trias
Una vista más detallada de la cresta de atún / Foto: Rosa Molinero Trias

Mientras voy haciendo, llega un frutero a tomar un cortado. Otra cliente ha acabado de comer y pide croquetas y ensalada rusa para llevar, para su hija, que le gusta mucho. La pareja que ha pedido la pasta a la boloñesa dice que le gusta mucho como le ha quedado el ragú. Y un hombre con un uniforme fluorescente acaba, contento, hasta el último granito de su cuscús de verduras.