Un bobo ha dicho que las habas a la catalana son la peor receta del mundo y eso es porque no ha probado las del restaurante Can Culleretes: finas, melosas y sabrosas, con la porción justa de butifarra negra, tocino y oreja que atan y espesan el caldo con toda la cosa buena de la proteína.

Can Culleretes: el restaurante más legendario que fecha de 1786

Pero Can Culleretes no es solo conocido por este plato, sino para ser el segundo restaurante más antiguo de España, según el Libro Guinness de los Récords. El restaurante fecha de 1786, cuando empezó como un pequeño negocio de venta de leche de almendras, horchatas, requesón y crema, llevado por la abuela de Joaquim Pujol Recasens, cuyo nombre la historia no le ha hecho justicia.

Habas a la catalana en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias
Habas a la catalana en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias

No fue hasta exactamente más de un siglo más tarde, cuando pasó a manos de Tito Regàs, que se establecería como el restaurante que ahora conocemos. Entonces ofrecía las famosas historias: por cinco pesetas era posible disfrutar de una cena muy económica y muy buena. De hecho, parece que estuvo aquí que se inventaron, y su éxito hizo que entrara en el lenguaje la expresión historia, que suele ir en una frase como ‘No me expliques historias’, que quiere decir ‘No exageres’.

Escudilla en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias
Escudella en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias

La Guerra Civil provocó cambios de dueños y, también, la evolución del restaurante, que a partir de ahora tendría un ticket un poco más elevado, cosa que atrajo la atención de los intelectuales y artistas que ahora rodean con sus retratos el perímetro de las salas del restaurante, acompañando tres murales de Francesc Tey, carteles de tauromaquia y plafones cerámicos de Xavier Nogués.

Pollo a la catalana en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias
Pollo a la catalana / Foto: Rosa Molinero Trias

El Can Culleretes de hoy es obra de la familia Agut y Manubens: del acierto de comprarlo de Francesc Agut y la Sussi Manubens y del esfuerzo de sus hijos, Montserrat y Alícia, de su yerno, Bernat, y de los nietos, Susana, Jordi, Carles y Albert. A ellos los debemos tener un oasis en medio del Gótico donde poder hacer una buena comida de cocina tradicional catalana a buen precio.

Crema catalana en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias
Crema catalana / Foto: Rosa Molinero Trias

El menú del día, a 20 euros, ofrece una buena variedad de platos en raciones llenas, como la escudella, la ensalada catalana, las mencionadas habas a la catalana, canelones de carne o de espinacas con brandada, que destacan entre los primeros. Y de según, pollo a la catalana, con piñones, orejones, ciruelas secas, pasas y dátiles, calamarcitos a la parrilla, con ajo y perejil y dos salsas de acompañamiento, los pies de cerdo guisados al cava, la butifarra con secas o el jarrete con níscalos. De postre, una muy buena crema a la catalana, con una teja finísima de azúcar o un flan de textura sedosa.

Flan en Can Culleretes / Foto: Rosa Molinero Trias
Flan / Foto: Rosa Molinero Trias

A veces, nosotros mismos folklorizamos nuestra propia cocina y creemos que restaurantes como Can Culleretes son solo para turistas. La reivindicación de la misma gastronomía, que también es cultura e identidad, empieza por abalanzarse sobre una bacalao a la llauna o un fricandó cualquier mediodía de la semana, y no pensar que por típicos ya solo interesan al turista. Can Culleretes es un buen ejemplo de haber sabido mantener la tradición y la clientela, mayoritariamente local y formada por trabajadores de la zona y jubilados que han disfrutado mucho entre estas cuatro paredes toda la vida. Y también algún turista que sabe que aquí podrá probar los clásicos de la cocina catalana en un lugar con solera y un servicio simpático y eficiente, como los de antes, que siempre va un paso más allá para entender al cliente.