El Eixample de Barcelona es uno de los lugares más densamente poblados de restaurantes de Catalunya. Establecimientos con diferentes tipos de oferta y estilos de cocina de todo tipo. Pero si hay un restaurante que destaca por su manera de ser, desde el nombre hasta la filosofía de sus chefs, es el restaurante Malparit; un templo de la gastronomía irreverente que ha abierto puertas hace justo una semana.
Un restaurante provocador
Decidir que tu restaurante se tiene que llamar Malparit es una decisión atrevida; un nombre provocador que define muy bien la manera de hacer del equipo que lo lleva. El Malparit es un restaurante irreverente, macarra y desacomplejado, un sitio donde sabes que comerás bien y en el cual nadie te dirá cómo tienes que hacer las cosas. Ubicado en la calle Córcega 253, el establecimiento se divide en dos espacios. Por una parte, solo entrar, encontramos una larga barra presidida por un escaparate de pescado fresco. De la otra, en la parte interior del restaurante, está la sala principal donde sentarse a la mesa a comer. Dos espacios diferenciados con un mismo punto en común: la decoración cálida e irreverente. Cuadros que evocan figuras fálicas y frases con juegos de palabras sobre el mismo nombre del local llenan un espacio que invita a sentarse y probar los diferentes platos.
Oferta única
El Malparit tiene un poco de todo, pero todo lo que tiene lo hace diferente. De entrada en la barra te ofrecen diferentes tipos de vermú que elaboran de forma casera. Si pasamos a las tapas, tienen una gilda bien rellena con tres boquerones y una croqueta de changurro muy bien hecha. Pero la estrella del aperitivo son los altramuces, unas legumbres prácticamente desaparecidas en Barcelona que puedes ir picando como si fueran palomitas.
Una vez hemos abierto el hambre, pasamos al comedor de dentro y empezamos la comida con un torrezno muy singular. Se trata de un torrezno exclusivo en Barcelona hecho de cerdo Duroc y servido entero. Una tira larga y deliciosa, ideal para compartir, que tú mismo vas cortando a tu medida. Y para rebajar la fritura de cerdo, seguimos con una viera con espinacas a la catalana. Además de producto fresco y de calidad, en Malparit también saben tocar la casquería. Las mollejas de ternera y el capipota son exquisitos. Pero si hay un plato estrella en el restaurante es el mazo de ternera, una gran pieza de carne servida con una jugosa reducción que tiene buena pinta e impresiona.
De postre, el flan clásico de la casa es un imprescindible. Por el contrario, la espuma de crema catalana, muy ligera y dulce, es una versión un poco demasiado moderna —aunque rica y divertida— de unos postres tradicionales. Todo se acompaña con unos vinos excelentes, algunos naturales, de un abanico muy amplio y diverso de opciones.