Barcelona está llena de bares y de locales de 'brunch'; de abuelos con el diario y de emprendedores con iPad; de panaderías de barrio y de empanadas argentinas. Barcelona se divide entre los militantes del desayuno de tenedor y los acérrimos defensores del aguacate. Dos mundos completamente opuestos que intentan no pisarse las colas, pero que a veces se cuelan en territorio ajeno para sorprender a la clientela. El restaurante Casa Gracia es un ejemplo. Con la comida más gamberra y una estética moderna, este local de platos típicos se cuela entre la clase alta de la zona más pija de la ciudad.
La puerta de entrada a la gastronomía local
Casa Gracia es el restaurante del hotel homónimo situado en el paseo de Gràcia 116 de Barcelona. Se define como un local cosmopolita y pretende ser la puerta de entrada al ambiente de bares y restaurantes autóctonos de la ciudad, tanto para los clientes del hotel como para los visitantes que se acerquen a comer. La filosofía de Casa Gracia es la de acercar el visitante a la ciudad a través de la gastronomía local. A pesar de ser el restaurante de un hotel, se puede acceder directamente desde la calle sin tener que pasar por ninguna recepción. No es el típico comedor con bufete libre de los hoteles convencionales, sino que se trata de un espacio gastronómico dedicado. Se sitúa delante de los Jardinets de Gràcia, en paseo de Gràcia con Diagonal, una de las ubicaciones más pijas de la ciudad.
La filosofía de Casa Gracia es la de acercar el visitante a la ciudad a través de la gastronomía local
En el interior, el espacio te recibe con un ambiente moderno y tradicional al mismo tiempo. Una barra a mano izquierda y una serie de mesas a la derecha, conducen hasta el resto de espacios del restaurante, más escondidos en el interior, cada uno de ellos con su propia personalidad. El rap francés que suena y la decoración recargada de algunos de los muebles de la sala contrastan con el dicho 'agua de primavera, si no es torrencial, llena la panera' estampada en la pared. Una mezcla de estilos que te hace sentir en un lugar extrañamente familiar. Al fin y al cabo, el restaurante sintetiza la esencia de lo que es el barrio de Gràcia: un entorno de toda la vida que se mezcla con diferentes modernidades cosmopolitas.
Una carta sin fisuras
Comer en casa Gracia es como introducirse en el mundo de la gastronomía barcelonesa por la puerta grande. La oferta de comida es muy variada y toca todos los palos típicos de la ciudad. La carta se divide en un buen surtido de entrantes, platos para compartir, ensaladas, carnes, pescados, arroces, pasta y postres, además de vinos, cócteles y café. Lo tienen todo. Por la zona donde se sitúa el restaurante, es difícil encontrar un local con una oferta tan variada y que mantenga una relación calidad precio adecuada. Tienen diferentes tipos de croquetas - las de pollo y las de boletus son deliciosas - así como platos tan clásicos como los huevos estrellados con jamón. Las opciones de plato principal son muy diversas, pero uno de los que vale más la pena probar es el 'steak tartar'. Un plato omnipresente en los restaurantes de Barcelona y que a menudo se sirve crudo o insípido, que en casa Gracia luce de maravilla y que además puedes pedir con el nivel de picante que prefieras.
La carta se divide en un buen surtido de entrantes, platos para compartir, ensaladas, carnes, pescados, arroces, pasta y postres, además de vinos, cócteles y café. Lo tienen todo
Lo más normal es encontrar o bien restaurantes de lujo, o bien bares mundanos de tomar la cerveza y marcharse. Pero si alguna vez vas a parar al cruce de paseo de Gracia y Diagonal, y te apetece comer bien sin que te coja un infarto cuando recibas la cuenta, Casa Gracia es una opción más que recomendable.