Tierra de fuego, y de brasa, Argentina es mundialmente conocida por sus asados de carne. Una gastronomía con mucha presencia en Catalunya que ahora abre un nuevo restaurante en Barcelona de la mano de un equipo joven y ambicioso. El Mesaquince no es un argentino cualquiera: es un templo de la buena comida, de la pasión por la cocina y un lugar donde aprender que las cosas más sencillas, a veces pueden acabar siendo las mejores.
Un local especial
El Mesaquince (C/ Muntaner, 189) no es un restaurante convencional. Tiene mesas, camareros, una barra y sirven platos típicos de la gastronomía argentina, pero tiene un aura especial, una identidad propia que lo hace muy diferente de cualquier otro local de la ciudad. El propietario y jefe de sala del restaurante, Patricio Costa -Pato, para los amigos- y el joven chef y amigo de la familia, Facundo Reynoso, son los artífices de un proyecto innovador y ambicioso que eleva los asados argentinos a una categoría superior.
El interior del local es austero y sobrio, pero al mismo tiempo está lleno de vida. Se trata del típico local del Eixample; estrecho, alargado y con los techos altos. Un espacio casi desnudo, con las paredes de ladrillo y el suelo de hormigón, que conserva la mayoría de elementos típicos de la arquitectura tradicional catalana. Vestido con muebles de madera, una iluminación suave y una música ambiente distendida y pausada, el espacio respira calma y tranquilidad. Una sensación acentuada por el trato cercano y amable que en todo momento te brinda el equipo de sala. En total hay quince mesas, contando la barra y la mesa quince, una mesa especial que solo se puede disfrutar si la reservas con tiempo y por teléfono.
El paraíso carnívoro
La oferta gastronómica del restaurante consiste, básicamente, en piezas de carne de una calidad extraordinaria. Casi toda la carne es importada de Argentina y se cocina a la manera tradicional, pero dándole una vuelta que eleva el producto final a otro nivel. La carta, tanto de comida como de vino, puede llegar a ser un poco complicada de leer, sobre todo si no tienes muy claro el nombre de algunas piezas. Pero el inconveniente no supone ningún problema porque el equipo de sala te puede recomendar cualquiera de los quince platos y quince vinos -además de los especiales fuera de carta- en función de lo que te apetezca. El pastrami cocinado durante más de cincuenta horas o el ojo de bife son algunos de los platos de carne más destacados. Además, la tortilla de boniato es extraordinaria, igual que el flan casero que se sirve de postres.
En el restaurante todo gira en torno al número quince, una cifra especial para Patricio. Aficionado al golf de toda la vida, la mesa que su padre tiene reservada en el club donde juegan los dos es, justamente, la número quince. Una mesa que Patricio tenía que heredar cuando su padre lo dejara, pero que ha llegado antes de tiempo gracias al proyecto que arranca ahora a Barcelona. Mesquince es un homenaje a su padre, pero también una manera de demostrar su ambición. Una ambición muy bien llevada, con un proyecto inteligente, flexible, que se adapta al cliente y que se puede disfrutar por un precio medio de 45 €. De momento solo abren por la noche, aunque los fines de semana alargan el horario hasta la madrugada. Una opción ideal para cenar y quedarte a hacer unas copas antes de salir de fiesta con los amigos.