Creo que en Barcelona no somos demasiado de lugares versátiles. Y este es uno de los motivos por los que Ferribottu me gusta tanto: puedes ir a cenar, desde las 19 h, y después te quedas a hacer un cóctel, en la barra, y levitarás sobre uno de sus altos taburetes. Por descontado, sus pizzas son una cosa deliciosa y muy bien pensada, y en la sala se nota la pasión del equipo por el trabajo bien hecho. En resumen, Ferribottu tiene todo aquello que tienen los mejores restaurantes, o sea, buena manduca, buena bebida y muy buen servicio.
"Nuestra pizza es al estilo siciliano, hecha por nuestro pizzero, Guglielmo Galanti", explica Ivano Cerra, copropietario junto con su hermano Marco, y bartender de Ferribottu. "La masa tiene un sabor único por los dos tipos de harina que utilizamos. En comparación con la pizza napolitana, es más crujiente, y tiene un borde que sobresale, crujiente por fuera y blandita por dentro".
Cerro, que es de Linguaglossa, dice que en Ferribottu han querido romper el esquema tradicional donde pizza y cerveza van de la mano. "Es cierto que este combo nunca falla, pero quisimos darle un vuelco, poniendo cinco cócteles de autor en la carta que van bien para tomarlos antes, durante o después de la pizza". El bartender, que ha trabajado en la mejor coctelería de la ciudad según esta lengua, 14 de Rosa, también puede preparar cualquier clásico y, además, hay aperitivos de grifo, hechos en casa (Americano, Spritz, Cafè Tonic, Sgroppino y Negroni).
Cuando le pregunto por la pizza más vendida, no me extraña nada que sea esta: la Provola, con base de fior di latte y queso provola ahumado, trozos de tocino, almendra picada, romero y un chorro de miel. "Es un contraste dulce–salado espectacular", apunta. El original Pastrami también se ha vuelto un icono del Ferribottu: crema de guisantes, fior di latte, pastrami y crema de Parmigiano. ¿Y los cócteles estrella? El Jungle Bird, fresco y con unas notas ahumadas, con tequila y mezcal, Martini bitter, zumo de piña y lima; y el Casino, equilibrado y cítrico, a base de ginebra, maraschino, limón y jarabe casero de hinojo.
"La pizza siempre nos ha fascinado. Es un producto sencillo y complejo al mismo tiempo. Todo eso nos animó a apostar, a querer consolidar una visión diferente de la pizza en Barcelona, con nuestra manera de hacer e ingredientes inusuales," dice Cerro.
El local tiene un ambiente neoyorquino, con las paredes graffiteadas, música jazzy y hip-hop
Aparte de pizza y cócteles, Ferribottu es uno de los pocos sitios donde puedes probar otros platos de la cocina siciliana de calle, de la mano de Massimo Bortolussi, como el arancino (con ragú y queso scamorza), las viciosas crispelle (de ricotta, anchoas y pistacho) o las cuzzoli, dulces, con una crema de pistacho. ¡No falta el cannolo, tampoco, claro!
Por lo que respecta al nombre, 'Ferribottu' remite a un pasado migrante. "A principio del siglo XX, un gran volumen de sicilianos migraron en los Estados Unidos buscando un futuro mejor. Muchos se establecieron en Nueva York y el habla siciliana se fundió con el inglés. Así, Nueva York era 'Nueva Jorca', Brooklyn era 'Brucculini', Bensonhurs, 'Bensinosti', coche, 'carru' o business, 'bisinnissa'. El término que nos gustó más fue 'ferribottu', es decir, ferry boat, aquel pequeño barco donde los sicilianos viajaban hacia los EE. UU". Esta historia se respira también en el local: se le ha dado un ambiente neoyorquino, con las paredes graffiteadas, música jazz y hip-hop.