Argentina es una nación construida en polvo por los numerosos inmigrantes que, entre el siglo XIX y XX llegaron a sus costas buscando oportunidades. La mezcla de culturas es patente y no siempre trazable, visto un mimetismo entre ellas que se ha ido alcanzando de generación en generación. Una tierra rica que acogió estas olas migratorias de irlandeses, japoneses, judíos, rusos, finlandeses, italianos, libaneses y, por descontado, catalanes y españoles. Lo que llevaron con ellos ha arraigado en una sociedad que es consciente de este collage de herencias y que les sabe rendir homenaje.

Florería Atlántico recibe al comensal con flores, ofreciéndoles una excelente selección de vinos y cócteles con platos de brasa

Florería Atlántico, en Buenos Aires, ha construido un interesante discurso gastronómico en formato líquido en torno a este fenómeno sociocultural. En su carta de coctelería (que les ha otorgado el número 18 en la clasificación de los 50 Best Bars el año 2022 y el mejor en Sudamérica en el 2019 y 2021) cada cóctel traza con los ingredientes escogidos, y que le dan nombre, una referencia a una nacionalidad que llegó a Argentina buscando la tierra prometida. Tato Giovannoni es el responsable y, su visión de negocio, el germen que lo ha catapultado a obtener la popularidad del comensal y la aclamación de la crítica.

En Buenos Aires, Giovanonni relegó el jolgorio gastronómico de su restaurante al sótano para congraciarse con sus vecinos, regalando al barrio una floristería llena de olor y color, y consiguiendo, al mismo tiempo, que en un mismo espacio convivieran el cóctel, la brasa y la flor. En Barcelona, este concepto compactado aterriza en el barrio del Born y, para hacerlo realidad, Giovannoni se ha aliado con Diego Cabrera (célebre bartender del igualmente célebre Salmon Gurú) y el emprendedor Alex Resnik. En la calle Marquès de l'Argentera han encontrado un espacio que les permite recibir al comensal con flores, ofrecer una excelente selección de vinos y cócteles con platos de brasa a continuación y, en el sótano, mostrar un universo marino donde el pescado y el marisco se sirve entre música, ambiente onírico teñido de azules y coctelería fascinante.

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Foto: Marta Garreta

Ahora bien, no nos imaginemos que han trasplantado un concepto desde Argentina a Barcelona; ni mucho menos. En el Florería Atlántico barcelonés nos proponen un viaje a la inversa: una mezcla de su identidad gastronómica con la nuestra, el Mediterráneo, y con nuestros productos, devolviéndonos la riqueza de la mezcla que la travesía de muchos emprendedores soñadores a través del Atlántico hacia América reportó en la nación receptora. Así, en la sección de brasa (Brasero Atlántico) encontraremos clásicos de allí revisados en clave mediterránea, como por ejemplo las ancas de rana a la provenzal con patata hervida, que si se acompañan de un mesclum caliente de guisantes, fabes, tirabeques, hinojo y menta serán gloriosas. O mollejas bien crujientes con espárragos blancos hechos a la brasa con alioli que se pueden disfrutar conjuntamente con una copa de vino: su carta sugiere al comensal descubrir, botella tras botella, un viaje a través de las culturas vitivinícolas del Mediterráneo, desde Jerez al Líbano.

En Florería Atlántico propone un viaje a la inversa: una mezcla de su identidad gastronómica con la nuestra

En Coctelería Abisal, el hogar onírico de la coctelería más personal y creativa y los platos de mar, el cliente podrá disfrutar de estos cócteles que explican la construcción de la nación Argentina y que han sido el epicentro de la coctelería desde el barrio del Retiro (Buenos Aires) en el resto del mundo: España (elaborado con Tempranillo, Pedro Ximénez de setas, Ratafia Russet y agua de pimentón), Siria (Calvados, leche de cabra, dátiles, menta y zumo de manzana) o Egipto (Ginebra, camomila, nísperos y hierbas egipcias). Y si hablamos de platos, hay que aplaudir el mollet a la brasa y en su excelente y respetuosa cocción y una sublime empanada de cabra de mar y camarón.

Florería Atlántico es ejemplo del aterrizaje esmerado y elegante de un concepto gastronómico que triunfa en otro país. Esmerado porque no pierde la esencia que le ha dado el buen nombre, y elegante porque lo hace con la generosidad de quien abre su casa al recién llegado: enseñando y compartiendo, pero al mismo tiempo aprendiendo y respetando. Desde este mes de mayo ya es oficial: las flores, los molletes, las ancas de rana y los cócteles conquistarán el Born.