Aunque gastronómicamente hablante, Catalunya e Italia tienen muchas diferencias, hay ciertos aspectos dentro de este ámbito culinario en los cuales convergen y pueden encontrar frentes en común. No hablo ni de platos en concreto, ni de ingredientes, ni de orígenes de productos o recetas compartidas. Es diferente de todo eso. Algo que no se puede apreciar en la mesa, algo intangible. Es más bien una filosofía, una manera de hacer y ver las cosas que se impregna en los comensales durante el viaje que el restaurante propone.

Restaurante Gravin: auténtica esencia italo-catalana

Así como "taberna vasca" tiene unas connotaciones claras y todos nosotros nos dibujamos elementos únicos y distintivos de estos locales, ocurre lo mismo con "taberna italiana". ¿Sin embargo, qué pasa cuando|cuándo este último tipo de restaurantes se ubican en el corazón|coro de Barcelona? Todo toma una nueva dimensión y un nuevo enriquecimiento social, cultural y, por descontado, gastronómico.

El exterior del Gravin / Foto: Cedida

En la calle Rere Palau, en Ciutat Vella y en la zona de la Barceloneta, aterriza el restaurante Gravin en una ubicación tranquila, pero atractiva si hay alicientes para el turista. Una terraza sencilla acompaña un interior cálido y repleto de gente. Me acerco para comer un día de invierno donde premia el frío y el viento, pero ninguno de estos elementos son un impedimento para que este local presente una imagen festiva y jovial. El interior del Gravin es la personificación de la filosofía que mencionaba anteriormente: vibes italianas con toques culinarios catalanes. Uno mixto que no defrauda en absoluto.

Sensaciones geográficas encontradas en el Gravin / Foto: Cedida

Los orígenes del restaurante nacen en el sur de Italia, en la región de la Puglia, concretamente al pueblo de Gravina. Su anfitrión Gianni nació y creció en la Puglia de los 70, interesándose por la cocina durante toda su juventud. Cuando llegó a Barcelona en el 2000, quiso reflejar la pasión por la cocina tradicional italiana con el toque moderno y cosmopolita de Barcelona. Situado en un barrio tan concurrido y pintoresco como el Born, este ristorante tiene el espíritu de una clásica trattoria italiana, pero con un aire fresco y moderno que se transmite también a la cocina.

Una porchetta con pan tostado y salsa de pimienta negra, un tártaro de atún rojo con sésamo tostado y soja o las patatas Gravin, con fondue de Fontina y alioli de pimientos rojos son algunos de los platos que ofrecen a las tapas. Es importante destacar también la ensalada de gambas, pulpo y calamares con apio y zanahoria o el tagliolino en el limón con crema de limón y merluza. Con respecto a los segundos platos, resaltan la chuleta de cerdo Ibérico con setas y el entrecot de 220 g de ternera con patatas al horno.

Inspirada en la cucina della nonna, quieren mantener la esencia de la cocina tradicional italiana pero adaptándola a una comida más universal, actual y moderna. Además, todos los platos de su carta son elaborados totalmente de forma artesanal. Hacen énfasis en la calidad y toda la carta es de elaboración propia. Desde el primer bocado hasta el último disfrutarás del sabor de la misma Italia en tu paladar.