¿"Cómo ha ido"?, pregunta Nacho Prats a un cliente que justo se acaba de sentar en la mesa detrás nuestro. "Es que normalmente", nos explica, con talante de alcalde de pueblo, "este hombre viene a comer sobre las dos y media, pero hoy tenía médico". Estamos en el Pepa Tomate del barrio de Gracia, el primero de los dos locales homónimos en levantar la persiana, ahora hace diez años. Prats, propietario e impulsor de la marca desde sus inicios, nos acompaña durante una comida que sirve tanto para repasar sus platos estrella como para presentarnos otros nuevos, todavía fuera de carta.
Estamos sentados en una mesa construida encima de un futbolín —una de las más codiciadas a la hora de hacer reservas, en palabras de Prats-, y realmente hemos venido a jugar: el delivery de platos se nos proporciona sin decirnos cuáles de ellos son clásicos y cuáles son nuevas espadas, y el misterio se prolonga hasta los postres. Si todavía estáis leyendo estas líneas, los que habéis venido a jugar, lo queráis o no, sois vosotros: mirad estos buñuelos de espinacas con alioli de miel. ¿Diríais que forman parte de la carta desde sus inicios?
Pues bingo: los buñuelos son uno de los platos más conocidos y pedidos de Pepa Tomate. También lo son la ensaladilla rusa y las albóndigas, cuyo sofrito tarda en hacerse el mismo tiempo que necesitan unos okupas para hacerse fuertes e inviolables en un inmueble: 48 horas de chup-chup. El arroz, aunque los ingredientes van rotando, también es una de las propuestas perennes del Pepa que tuvimos el gusto de probar, esta vez con chipirones como topping.
En carta desde hace muy poco, el tartar vegano, un trampantojo hecho de escalivada, es un bocado sorprendente y refrescante. La tortilla abierta, o tortilla vaga, también es una de las propuestas que, sin estar desde los inicios, se ha hecho un lugar de honor en la carta del Pepa —si vais ahora, podréis jalaros una de bacalao y ajos tiernos, coronada con pimientos de Padrón. De entre los platillos que todavía están calentando banquillo, los más prometedores de la cantera son el babaganush y los chipirones salteados con sofrito, fumet de pescado y sobrasada.
Hablar de comer comiendo es una cosa que solo haces en familia, y este es el ambiente que se genera en el restaurante graciense
Sin rodeos: en Pepa Tomate siguen apostando por el recetario tradicional, el producto de temporada y el elemento intangible que te hace olvidar que estás de servicio. En un momento de la comida, nos dimos cuenta de que habíamos llegado a un punto en que habíamos dejado de analizar los platos que teníamos delante para ponernos a hablar de otros manjares. Hablar de comer comiendo es una cosa que solo haces en familia, y este es el ambiente que se genera en el restaurante graciense.