La comida rápida a menudo se asocia a una mala decisión gastronómica: excesivamente calórico, baja calidad y demasiado rápido de engullir. No obstante, hay alternativas que han pensado un poco más allá con el fin de ofrecer una propuesta mejor. Y así lo hacen en Kay Kebab. En uno de los chaflanes de la plaza Letamendi, dos brasas de leña cuecen unos troncos de carne que giran en horizontal sobre la llama encendido. Son de carne de pollo y de ternera, y forman parte de la oferta de este kebab moderno que quiere cambiar nuestra idea de kebab.
Kay Kebab: la versión catalana para cambiar muchos pensamientos
Porque esta receta de la gastronomía de varios países árabes se ha acabado insertando dentro del consumo frecuente de muchos catalanes desde hace unos 15 años. Ahora bien: en el imaginario popular, una capa peyorativa se había ido acumulando sobre los kebabs y sus salsas secretas. Hacía falta darles un lavado de cara y devolverlos en el lugar que les corresponde, es decir, como una de las recetas más saludables de la comida rápida, con una buena porción de vegetales, proteína animal (o vegetal, si pedís falafel, aquí por 8 €) y una ración delgada de hidratos de carbono.
Las opciones en Kay Kebab son sencillas: puedes pedir el kebab Original Berlín 1972, con lechuga, col lombarda, tomate, cebolla y salsa de yogur con hierbas, con carne de pollo, de ternera o mixto; el Tandoori, con carne adobada de tandoori masala, queso fundido, col lombarda, pepino, chutney de mango, salsa de yogur en la menta y cilantro fresco; o El Catalán, que lleva una buena escalivada de pimiento rojo, berenjena, cebolla, tomate, alcaparras, alioli y romesco.
Pruebo El Catalán y el Original Berlín, y después de una buena pila de años de no haber disfrutado de ningún kebab, me reencuentro con la magia de este bocadillo. El Catalán, que pido con pollo (8 €), tiene todo el sabor y la jugosidad de la escalivada con el contrapunto de un alioli suave y la nota de romesco, nada invasivos, en una cantidad justa a fin de que comerlo no sea un baño de jugos y salsas. Asimismo, la carne, bien adobada, agradece haber sido lamida por el fuego, poco a poco, y que le haya conferido un toque ahumado muy agradable. Por su parte, el Original Berlín, de carne y de pollo (9 €), tiene el sabor clásico del kebab que todos tenemos en la cabeza, pero mejor, menos grasiento y más digestivo.
Para quien lo prefiera, puede escoger un bol (a partir de los 12 €) con una base de arroz o de patatas fritas donde descansa cualquiera de estas tres carnes de kebab, en lugar de degustarlo en el envoltorio del pan de durum común. Además, hay refrescos y cerveza disponibles y tres acompañamientos: las mencionadas patatas fritas, la escalivada y el guacamole. Podéis comerlo allí mismo, en la contraventana sobre la calle o llevároslo en casa.