El centro de Barcelona está lleno de restaurantes turísticos; sitios que a menudo tienen comida mala a precios muy caros. En el paseo de Gracia, sin embargo, hay un local que reúne varios restaurantes y que rompe la norma establecida. Un refugio gastronómico donde van los turistas, pero con una oferta de mucha calidad. Tanto si quieres picar unas tapas como disfrutar de un corte de carne o de un buen suquet de pescado, en este céntrico restaurante de Barcelona lo encontrarás.
Diferentes cocinas, un solo local
Paseando por la parte baja del paseo de Gracia encontramos un pasadizo que se adentra entre los majestuosos edificios del centro de la ciudad. Una callejuela que conduce al mítico local de El Nacional, un espacio gastronómico que celebra 10 años de historia con una amplia y diversa oferta culinaria para todos los gustos. En total son 4 restaurantes y 4 barras que dan servicio a un amplio espacio diáfano con una decoración modernista. El espacio es luminoso, lleno de detalles y cargado de ornamentos. Plantas, lámparas y sillas llenan la sala, con las barras en el medio y los restaurantes en los laterales.
Antes de convertirse en la gran sala de restaurantes que conocemos hoy en día, El Nacional era un parking de coches
La oferta gastronómica de las barras se divide en la de vinos y embutidos, la de cervezas y conservas, la de cócteles y la de ostras. Por otra parte, los restaurantes son: la Parada (para hacer un bocado rápido), la Taperia (para picar unas buenas tapas o un arroz), la Llotja (los mejores platos de pescado y de arroz) y la Braseria (para comer carne a la brasa). Una oferta diversa que completan el Magatzem y el Quiosc, un salón privado para grupos y una tienda de helados artesanos respectivamente.
Un origen curioso
El Nacional celebra una década como espacio gastronómico, pero tiene mucha más historia de años pasados. Antes de convertirse en la gran sala de restaurantes que conocemos hoy en día, El Nacional era un parking de coches. Un espacio dedicado a guardar vehículos que, en el centro de la ciudad, tenía todo el sentido del mundo. No obstante, un garaje tiene mucho menos glamur y ofrece un servicio bastante menos divertido tanto a los barceloneses como a los visitantes. Es por eso que ahora hace 10 años se reconvirtió en espacio gastronómico.
Pero antes de parking, también había sido un concesionario de coches, una fábrica de pieles e incluso un teatro a finales del siglo XIX. La historia del Nacional convierte el espacio en mucho más que un buen sitio donde disfrutar de gastronomía de calidad en el centro de la ciudad; hace que se trate de una visita cultural llena de detalles por descubrir. En El Nacional encontrarás turistas, sí, pero el suquet de rape que encontrarás en la Llotja o las anchoas que te servirán en la barra no tienen nada que ver con lo que te imaginas de un local dónde van los 'guiris'; la calidad es excepcional.