La carne es un paraíso palatal gastronómico espectacular, no nos engañamos. Especialmente, cuando está tan bien hecha como en el restaurante Solomillo (C/ Mallorca, 251). De hecho, su nombre no engaña a nadie, en lo que es un restaurante de hotel que carga con una trayectoria de ocho años, bajo las manos del chef Jorge Planas, quien corta unas carnes, mejor dicho unos solomillos, de todo tipo de razas para trasladártelo a la mesa y que puedas degustar un auténtico y delicioso plato carnívoro.

Restaurante Solomillo: una oda a la carne de verdad

La particularidad de este restaurante es que solo hacen solomillo y tú escoges qué raza quieres y la cantidad exacta que quieres comer. Aquí está donde se diferencian de muchos establecimientos, ya que no se basan los clásicos cortes de 125 o 175 gramos o las piezas de un kilo, sino que el poder de decisión es infinito y radica en el comensal. El chef corta al momento las carnes, de manera que los pesos que aparecen a la carta son orientativos, por una cuestión económica, pero es el comensal quien escoge el volumen de carne "al peso" que tendrá en su plato.

La entrada, con el espacio La Charcutería / Foto: Cedida

Es una magnífica selección de diferentes razas bovinas según la temporada, que se ajustan al gusto de cada comensal, tanto en punto de cocción como en peso, salsas y guarniciones. Materia prima de óptima calidad en un ambiente con clase y acogedor. Además, para esta temporada de verano, incorpora a la carta extraordinarias ostras, carpaccios, solomillo con foie y otras creaciones de temporada, así como frescos aliñados de acompañamiento e irresistibles postres caseros.

Carpaccio de vaca rubia gallega / Foto: Jordi Tubella

"Desde hace años que siempre viene la misma pareja a pedirse dos filetes de 125 gramos acompañadores de una ensalada y un buen vino tinto y quedan satisfechos", me explican. Y es que no es para menos, porque una vez he tenido el privilegio de probar estos platos de carne quedas maravillado. En mi caso, opté por unos entrantes para abrir hambre como el carpaccio de vaca rubia gallega, una ensalada César con burrata y una tabla de embutidos de Cal Tomàs. Con respecto a las carnes, solomillo de angus irlandés y de buey, esta última una de las carnes maduradas más espectaculares y apreciadas.

Una guarnición veraniega que casa muy bien con las carnes / Foto: Jordi Tubella

Hay que aclarar, sin embargo, que el aspecto relevante a destacar es que la carne se presenta como el único elemento culinario en el plato. Unas carnes visualmente señoriales, excelentes y solitarias. Es decir, disfrutas de complementos y de guarnición, pero el plato principal, la estrella de la ecuación, es la carne, y por esta razón se dibuja en el centro del plato los filetes que dignifican la esencia y representa una oda para los amantes carnívoros. Pimientos del piquillo, habas de temporada, espárragos conservados o patatas fritas son más acompañantes necesarios para hacer una comida o cena completa. Por cierto, la salsa de yema de huevo es magnífica, así como la patata con crema de parmesano que te permiten jugar con la carne y probar diferentes técnicas de acompañamiento.

Los embutidos de Cal Tomàs / Foto: Cedida

El restaurante Solomillo abrió en el 2016 y con la perseverancia y el buen trabajo de estos años han ido definiendo el concepto hasta encontrar esta fórmula que les ha otorgado el título de Hotel Gastronómico. Una mención obtenida gracias a su triple y coordinada propuesta gourmet: el mismo restaurante Solomillo y los dos espacios anexos que forman parte del hilo conductor de la historia del establecimiento: La Charcutería y El Patio. El primero, con una barra en la entrada y cuatro mesas que actúan de referencia para tomar el vermú o comer alguna cosa rápida, y el segundo, ubicado en la terraza del hotel, un espacio cómodo y bien encontrado donde hacer los postres o el cóctel posterior a la comida.

Solomillo de buey espectacular / Foto: Jordi Tubella

Bajo la creación del cocinero y emprendedor Enrique Valentí, quien ha asesorado la nueva propuesta del restaurante, se trata actualmente de un concepto renovado, original y poco presente en la zona del Eixample barcelonés. Anteriormente basado en pasta y cocina italiana, disfruta de un porcentaje elevado de cliente local, más de la mitad, enamorado de estas selectas carnes. Con un espacio para 50 o 60 comensales, aseguran que el cliente ha recibido muy bien la propuesta exclusiva de solomillos e incluso se ve como un plan más atractivo a las noches que a los mediodías. El horario se extiende para comidas y cenas del martes al sábado durante el verano, y en invierno también domingos comidas.

El Patio, la terraza del restaurante Solomillo / Foto: Cedida

El barrio donde se encuentra este hotel es una sucesión alineada de fachadas emblemáticas que dejan vislumbrar antiguos tierras y artesonados modernistas después de los cuales se esconden tesoros como El Patio, el espacio exterior de su restaurante, donde disfrutar de agradables momentos al aire libre al centro de la ciudad. Un patio de manzana clásico del Eixample barcelonés, punto de encuentro del barrio que enamora al acceder con su paisajismo cuidado inspirado en plantas autóctonas de la región, al lado de una piscina de agua natural que lo convierte en un oasis urbano en pleno bullicio de la ciudad.