Reconozco que me dirigía al restaurante, en un inicio, con unos pensamientos no muy positivos. El nombre no me invitaba a pensar que los platos que se escondían serían lo que, finalmente, fueron. Pero todos estos estereotipos y prejuicios se fueron al garete cuando entré por la puerta, me senté en la mesa y, acompañado de un servicio excelente y que cuida todos los detalles, fui poco a poco enamorándome de esta propuesta gastronómica lujosa en pleno Raval.

Cuando empiezas un negocio, uno de los quebraderos de cabeza más importante es el hecho de pensar qué nombre pondrás. Tiene que tener gancho, relación con el sector y que se diferencie del resto

Así se presenta en la calle Nou de la Rambla, 35, My Fucking Restaurant, una idea que nació en la cabeza del chef Matteo Bertozzi. Una creación italiana con base en Barcelona para ofrecer alguna cosa diferente a todos los amantes de la buena comida. Después de tantos estudios y trabajo ya se puede definir mucho más y decir que no solo es una idea, sino que es un restaurante mediterráneo donde se mezclan las raíces del norte y del sur de Italia con las bases adquiridas en Catalunya.

Foto: My Fucking Restaurant

Siguiendo siempre la línea slow food en My Fucking Restaurant, solo se utilizan productos de proximidad y km0, dentro del marco ecológico y que con mucho cuidado se transforman en platillos y tapas únicas en Barcelona

El chef italiano Bertozzi no puede negar que disfruta en la cocina del My Fucking Restaurant mientras experimenta con los ingredientes que le llegan diariamente de sus proveedores de confianza. Es lo que le gusta hacer, lo que le divierte más. Una pasión, la de crear e inventar nuevos platos, que lo mantiene aferrado al local del sur del Raval a pesar de las tentaciones de ampliar horizontes que siempre pasan por la cabeza de cualquier cocinero intrépido.

Foto: My Fucking Restaurant

Los nuevos platos de temporada que ha incorporado a su carta reflejan esta actitud siempre innovadora y creativa de un chef que no para quieto, que últimamente camina hacia una cocina más ligera y saludable, alejada de algunas propuestas que le dieron la fama y que, sin embargo, todavía se mantienen en la carta: las bravas, las croquetas de osobuco o el steak tartar.

Platos de siempre, pues, que el chef combina con nuevas propuestas en las que las verduras toman todo el protagonismo. Estas proceden casi íntegramente del Parc Agrari del Baix Llobregat, que brinda joyas como unas mini-kales excelentes con curri rojo tailandés y praliné de cacahuete salado.

Foto: My Fucking Restaurant

¿Más ejemplos? La mini acelga de colores con crujiente del tallo, una receta de reaprovechamiento que llega a la mesa combinada con una fondue de Asiago Fresco DOP, gambas y aliño Merkén. Otra buena muestra de esta inspiradora nueva línea de la carta de este rompedor local es el pak choi con ajoblanco de cacahuete y quinoa crujiente, que muestra, igual que el resto, esta pasión por las cocinas del mundo, siempre con una clara base mediterránea.

Los nuevos platos de la carta reflejan una actitud innovadora y que apunta hacia una cocina más saludable en qué las verduras toman todo el protagonismo

El local, de aire contemporáneo, tiene tres espacios diferenciados para saborear todas estas delicias. Por una parte, la barra, siempre ajetreada, ubicada a pie de calle. Por otra parte, encontramos su comedor agradable y luminoso y, finalmente, un espacio privado enfrente de la cocina, en la planta baja, donde disfrutar de una ceremonia prácticamente privada para grupos que resulta difícil de olvidar.

Todo esto en un barrio, el Raval, que cuenta con pocas propuestas de este calibre, capaces de atraer igual al público extranjero que el local. Eso sí, con un mismo denominador común: ser amantes de la buena gastronomía, que en este caso toma forma de platos juguetones, alegres y sin fronteras.