Las modas gastronómicas son una realidad inevitable en grandes ciudades como Barcelona. Muchos de los restaurantes que abren en la capital son conceptos repetidos hasta la saciedad que ya no saben qué más ofrecer para intentar ser diferentes sin salir de la norma. Por suerte, en una discreta calle de Sant Gervasi, ha abierto un oasis del buen gusto, con personalidad propia, donde se está tranquilo, se come bien y te tratan como uno más de la casa.
Un establecimiento elegante
Estamos hablando del restaurante Grace, ubicado en la calle de Calvet. Se trata del segundo local que la abogada Patricia Trejo abre en la ciudad de la mano de su cocinero de confianza, Roger Nassare. Grace rinde homenaje al personaje homónimo de la famosa serie 'Peaky Blinders'; un personaje elegante que encarna la esencia de la estética del local. Ambientado en la Nueva York de los años 50, Grace es un local tranquilo y con una decoración minimalista.
La sencilla y delicada cubertería decorada con preciosas flores y algún detalle de época colgado de la pared completan una atmósfera clásica, tranquila y con un estilo propio muy elegante.
El verde oscuro y el blanco son los protagonistas de un espacio ocupado por mesas grises y sillas negras. La sencilla y delicada cubertería decorada con preciosas flores y algún detalle de época colgado en la pared completan una atmósfera clásica, tranquila y con un estilo propio muy elegante. Hay que decir, sin embargo, que la comida que encontraremos en Grace no tiene nada que ver con la época en la cual se ambienta. Es un restaurante de cocina mediterránea con productos catalanes y recetas de toda la vida.
Cocina de confianza
Los platos de Grace son sencillos, pero bien elaborados. Tienen una carta variada y lo bastante corta para que no sea pesada. Empezamos la comida con una gilda, bastante grande y correcta. Como entrantes, probamos los mejillones en escabeche casero, el tartar de gamba, el bikini de morcilla y la croqueta de asado. El bikini es especialmente bueno y la croqueta se nota que es casera, bien cremosa por dentro y crujiente por fuera. Probamos también media ración de la tabla de embutidos, todos de primera calidad. Una de las ventajas de Grace es que los platos de la carta los puedes pedir en medias raciones para poder probar más.
Los postres son deliciosos: la tostada de Santa Teresa es muy buena, pero la mousse de chocolate con naranja es sin duda mi plato preferido de la comida
Como platos principales, el pescado del día es exquisito: un filete de lubina con una guarnición sencilla y excelente de cebolla, patata y tomate. También es bueno el magret de pato, especialmente la grasa tostada que cubre la carne. El acompañamiento de pera, en este caso, es un poco más flojo. Finalmente, el arroz del señorito también es bueno, aunque ha quedado un punto salado. Para beber, pedimos una botella de Predicat negro, un DOQ Priorat muy bueno que liga bien con todos los platos.
Para acabar la comida, los postres son deliciosos: la torrija es muy buena, pero la mousse de chocolate con naranja es sin duda mi plato preferido de la comida. El chocolate es delicioso, y el punto cítrico de la naranja y el crujiente del crumble que lo acompaña está muy bien integrado. Son unos postres del todo recomendables.
Grace es un local que toca todos los palos, desde la verdura hasta la carne, pasando por el pescado y las paellas de arroz. Es el local ideal si quieres ir a comer a un sitio elegante y quedar bien con los invitados. Además, el servicio es excelente: atento, rápido, y sincero.
La única pega es el precio. Grace no es un restaurante barato. Hay que tener en cuenta que se ubica en la zona alta de Barcelona, pero aunque no sea un restaurante de lujo con precios desorbitados, las raciones son un poco caras teniendo en cuenta las cantidades. A pesar de eso, es un restaurante que vale mucho la pena visitar. El ambiente que se respira, con un cocinero, Roger, muy cercano, humilde y talentoso, es ideal para disfrutar de una comida deliciosa en un espacio elegante y muy acogedor.