La parte alta de la Diagonal, también conocida como Upper Diagonal en inglés, es una zona de negocios vinculada a las clases altas. Gente con camisa y maletín pasea por las calles buscando mesa en algún restaurante. Todavía es temprano, la una y cuarto, pero hay hambre y tenemos mesa reservada, así que cruzamos la Diagonal y entramos a Croma by Flash. Una amplia terraza protegida con parasoles precede la entrada del restaurante. Con paredes de cristal que dan en la calle, el interior del local es amplio y luminoso. La decoración sigue la estética del restaurante Flash Flash, un restaurante de tortillas abierto en 1970 y hermano mayor del Croma; un comedor diáfano a dos alturas con paredes blancas y decorado con el icono de la marca: la silueta negra de una chica haciendo una foto con flash.
La realidad es que se trata de cocina tradicional, una sorpresa agradable que siempre apetece probar
La oferta del local es abundante. Hay muchos platos por escoger: tapas, tortillas, hamburguesas, entrantes, carne, pescado y postres. Un abanico muy amplio que se combina con un menú de mediodía por 19 €. En el Croma se puede comer desde unas croquetas o unas anchoas hasta un entrecot, una hamburguesa o un arroz. Platos de toda la vida, cocinados y presentados como se ha hecho siempre. De hecho, la estética del local te hace imaginar una oferta más innovadora, con platos más rompedores y atrevidos; pero la realidad es que se trata de cocina tradicional, una sorpresa agradable que siempre apetece probar.
Al llegar el restaurante todavía está vacío porque acaban de abrir, pero a lo largo de la comida comprobaremos que la sala se llena hasta los topes. Para abrir boca, pedimos unas anchoas, unas croquetas y unas rebanadas de pan con tomate. A continuación probamos la tortilla vasca, hecha con patata, cebolla y chistorra y preguntamos por el arroz del día, que hoy es uno meloso de carabinero. Para cerrar la comida, nos traen una tarta de queso y un flan de la casa. Todos los platos son correctos y suaves, no cuesta acabártelos. Ni siquiera la chistorra, que podría parecer pesada, o la tarta de queso, que es densa, pero baja bien. De la misma manera, tampoco hay ningún plato que destaque por encima del resto. Todo lo regamos con un poco de vino blanco, un Vionta de Rias Baixas que marida de primera.
Con respecto al servicio, es rápido y atento al principio, aunque cuando la sala está llena tarda un poco más en cumplir
Con respecto al servicio, es rápido y atento al principio, aunque cuando la sala está llena tarda un poco más en cumplir. Teniendo en cuenta que dentro está lleno y que también hay gente en la terraza, el trato es más que adecuado. La oferta del Croma es el que se podría esperar de un sitio de menús de calidad. Con la elegancia del Upper Diagonal y un precio asequible, se trata de un restaurante que vale la pena probar.