Cuando pensamos en comida casera, lo primero que nos viene a la cabeza son los platos tradicionales que cocinaban las abuelas en casa: lentejas, escudella, macarrones o fricandó. Pero más allá de los grandes tótems de la gastronomía catalana, la auténtica cocina casera es la que comemos cada día, el plato de sopa que te haces en invierno, el lomo a la plancha que te soluciona una cena o la hamburguesa con patatas que te preparas un viernes. Y es precisamente esta esencia casera la que se respira en el restaurante De Paula, justo en medio de la Vila de Gracia; un rincón acogedor vestido de restaurante esnob que esconde una cocina deliciosa con hamburguesas de primera y productos catalanes.
Hamburguesería casera
De Paula nació hace una década en el Poble-Sec como un local de referencia para los amantes de las hamburguesas hechas con productos de proximidad. El éxito del restaurante los llevó a abrir un segundo establecimiento en el barrio de Gracia ahora hace poco más de un año y a consolidar un proyecto único. Renan, de Brasil, es el encargado del local de Gracia, un pequeño rincón que esconde una cuidada oferta de producto catalán.
De Paula parece un negocio más de la multitud de inventos curiosos que llenan los locales de la Vila de Gracia: peluquerías ecológicas, estaciones de reparación de cochecitos de bebé o entidades independientes de cine social son negocios que solo te puedes encontrar en Gracia. Entre toda la oferta, en la calle Terol número 6, hay lo que parece un restaurante más de 'smash burgers' grasientas y americanas. Una entrada con aires modernos que guarda un restaurante muy diferente de lo que parece. Se trata de un establecimiento pequeño, con una barra a mano derecha, una cocina abierta con brasa y unas cuantas mesas al fondo con capacidad para una veintena de comensales. La música tranquila y la decoración veraniega, con mesas de madera y parasoles de mimbre como lámparas, hacen que el ambiente sea íntimo y relajado.
Se trata de un establecimiento pequeño, con una barra a mano derecha, una cocina abierta con brasa y unas cuantas mesas al fondo con capacidad para una veintena de comensales
Gastronomía sencilla
Para disfrutar de una buena comida solo hace falta un lugar tranquilo, un servicio atento y un producto bueno. Y en De Paula lo encuentras todo. Tan pronto como llegas, Renan te da la carta y escoges la hamburguesa, la guarnición y la bebida que quieras. Se lo apunta, vas a sentarte y se pone manos en la obra. La carta es simple, con una decena de hamburguesas de diferentes tipos y cuatro opciones de guarnición. Pedimos la Vila-Vilà, de ternera con queso y cebolla, y la Trespins, de pollo con cebolla, ciruela y rúcula. Como guarnición, escogemos unas patatas asadas y una ensalada y para beber un agua fría y una cerveza artesana.
Renan nos trae las guarniciones y la bebida para que vayamos abriendo el hambre antes del plato fuerte. Al cabo de un rato, llegan las hamburguesas, dos bocadillos servidos en cubertería Duralex marrón que hacen que todo tenga todavía mejor pinta. Todo tiene el sabor que toca, sin excesos ni empachos. La ensalada es deliciosa, las patatas -cocidas a la brasa- son un acompañamiento perfecto y las hamburguesas no podrían ser mejores.
La ensalada es deliciosa, las patatas -cocidas a la brasa- son un acompañamiento perfecto y las hamburguesas no podrían ser mejores
Nos marchamos satisfechos, con la barriga llena y una sonrisa de oreja a oreja. La relación calidad-precio es excelente, con un ticket medio que ronda los 15 € y unas hamburguesas caseras de primer nivel.