Últimamente, hemos abordado más del normal los restaurantes de hotel. Citando a mi compañera Rosa Molinero, "comer o cenar en los restaurantes de hotel no era una opción que se contemplara". Por suerte de todos nosotros, esta tendencia ha cambiado y cada vez tienen más presencia y mejor oferta gastronómica para seducir no solo a los residentes, sino también al público local que quiere probar nuevas experiencias. En este caso, os hablo del restaurante Alambí, enclaustrado en el Hotel Hesperia, en Sant Just Desvern.

Los platos de carne más buenos a 10 minutos de Barcelona

He ido a unos cuantos restaurantes de hotel y cuando atravesaba la puerta del renovado Hesperia Sant Just pensaba que sería el enésimo espacio sin alma. ¡Todo lo contrario, qué suerte! Me condujeron hasta el restaurante y allí pude conocer a los trabajadores de este magnífico asador. Lejos de ser un restaurante de hotel, se parecía mucho más a un establecimiento familiar con Rafa Arranz y José Antonio Romero en los fogones. Este dúo orquesta de maravilla desde hace muchísimos años el Alambí y dominan a la perfección un fuego de leña que para ellos, según me explican, "es imprescindible y la esencia" de este asador.

El comedor del Alambí desde la vista de detrás del fuego de leña / Foto: Jordi Tubella

Una plantilla veterana que me confiesa anécdotas de exconcursantes de OT; unas paredes de ladrillo y unas sensaciones de rescoldo que hacen oírme realmente cómodo. De verdad, que en pocos minutos he desconectado tanto que estoy convencido de que soy en el comedor de una casa familiar muy acogedora. Una sala enorme que abraza y me hace sentir como en mi hogar, con mis alpargatas y preparando una barbacoa con aquella característica olor que se desprende de un horno de leña que trabaja genuinamente desde hace horas para prepararnos unos trozos de carnes excepcionales. Ahora, después de un primer impacto tan positivo y sorprendente, nos dirigimos a la manduca.

Un impresionante escaparate de carnes en la entrada del restaurante / Foto: Jordi Tubella

El dulce carácter familiar del restaurante se transporta en unos primeros embutidos castellanos muy y muy buenos. Arrancamos con unas croquetas de jamón caseras, la morcilla de arroz de Burgos, chistorra y pimientos del piquillo. No soy muy hacen del pimiento, lo tengo que reconocer, pero esta estaba tan sabroso que se deshacía en la boca.

La dulzura de los pimientos del piquillo, la chistorra y la morcilla de arroz de Burgos / Foto: Jordi Tubella

Para complementar estos platillos iniciales, lo condimentamos con un notable pan de coca de cristal con tomate y una cecina de vaca con aceite de trufa. Iniciábamos la comida de manera fuerte y mucho gourmet, pero todavía quedaba lo mejor: una tripleta de carnes sublimes, excelentes y maravillosamente trabajadas por las manos y oficio de Rafa, que era a quien nos acompañaba aquella noche. Un cocinero experimentado que, por cierto, tenía un humor agradable y un trato muy próximo con los comensales, lo cual siempre es de buen recibir.

Que no falte una buena botella de vino tinto con un señor plato de carne / Foto: Jordi Tubella

Pero centrémonos ahora en este tridente carnívoro espectacular: un lechazo de cordero, una segunda tanda de cochinillo y, finalmente, la guinda del pastel con una pequeña cata del increíble chuletón.

El horno de leña histórico del restaurante Alambí / Foto: Jordi Tubella

El tridente carnívoro espectacular que reino en el Alambique es el lechazo de cordero, una segunda tanda de cochinillo y, finalmente, la guinda del pastel con una pequeña cata del increíble chuletón

Este chuletón es colosal / Foto: Jordi Tubella

De postres, y con los estómagos cargados después de la excelente y contundente manduca, tenemos espacio para disfrutar visualmente de los postres. Un surtido de 8 platos que son una dulce sinfonía para las orejas. Finalmente, la opción es un pastel de limón que resulta ser la elección ganadora de la jornada con la cremosidad y textura ideales para hacer bajar tantísima cantidad de carne.

Escoger entre todas estos postres es una verdadera quimera / Foto: Jordi Tubella

El restaurante Alambique ofrece cocina tradicional en un comedor muy acogedor, siendo realmente famoso por su horno de leña donde se asa a la vista del cliente, a no ser que siempre valoro muy positivamente. Lo que más destaca de su carta es la calidad de sus carnes, procedentes de Aranda de Duero, Burgos, siendo su especialidad el lechal asado al estilo Aranda con D.O., el cochinillo estilo Segovia y el chuletón de buey en la piedra. Los postres, mencionados anteriormente, y la interesante carta de vinos rellenan y aportan este punto extra de talento gourmet en el Alambique de Sant Just Desvern. ¡Apuesta para salir (un poco y no muy lejos) de Barcelona para conocer la propuesta estimulante del Hotel Hesperia y su Alambí de Sant Just Desvern!