Barcelona es una ciudad afortunada: tenemos sol, tenemos mar y tenemos el Enigma. Albert Adrià y su equipo de cocina y sala hacen aquí un restaurante que refleja aquello que la gastronomía ha sido, es y será. Las ideas en cada plato tienen la potencia de una flecha disparada por el más diestro de los arqueros, y siempre hacen diana. Detrás, esfuerzo, empuje y tenacidad que se materializan sin costuras en una experiencia sorprendente, con puntos lúdicos y de otros reflexivos.

Restaurante Enigma: una cena estrellada de lujo en Barcelona

Dice Albert Adrià que ofrecer una experiencia es una cosa fácil de decir, pero difícil de hacer. A pesar de eso, es lo que quiere: ofrecerla a través de su menú degustación (240 €) y “hacerlo según la temporalidad de los productos, con lógica para tratarlos y cocinarlos.”

Foie gras cuidado con sal de anchoa Enigma Rocía Molinero Trias
Foie gras curado con sal de anchoa / Foto: Rosa Molinero Trias

Desde la bienvenida con el agua de frambuesas directa de un precioso samovar hasta el gofre de cacao y haba tonka que cierra el menú, el comensal atraviesa un bosque poblado de técnicas antiguas y nuevas, producto nacional e ingredientes foráneos y recetas estimulantes que hacen pensar: ojalá esta comida sea infinita.

Albert Adrià emplatando al Enigma – Miquel Coll
Albert Adrià emplatando / Foto: Miquel Coll

Preguntado por la intención del restaurante en esta temporada, Albert Adrià explica que el objetivo “es ir creciendo poco a poco, ofreciendo platos nuevos y redondeando el menú para hacer felices a los clientes, a los que doy las gracias porque estamos llenando cada noche”.

Flor de alcachofa Enigma Rocía Molinero Trias
Flor de alcachofa / Foto: Rosa Molinero Trias

El 18 de marzo, el día de mi visita, compruebo que la sala del Enigma está llena, pero no solo eso: en este espacio que parece una nube, que da un poco aquella sensación de cuando los traspasas en un avión, está el calor de tu bar preferido. A cada mesa se sirve una de las cocinas más desarrolladas del mundo y no hay ni rastro de frialdad ni seriedad porque cada mesa es una fiesta.

Lamprea y trufa por|para el plato de sashimi de trufa con lamprea en la bordelesa Enigma Rocía Molinero Trias
Lamprea y trufa por el plato de sashimi de trufa con lamprea a la bordelesa / Foto: Rosa Molinero Trias

De eso último, en buena parte, son responsables Xavi Alba, responsable de sala, y Frederic Oliva, responsable de sumilleres, dos inteligencias que ruedan rapidísimo y entienden a cada cliente para darle aquello que ni siquiera él mismo sabe que quiere.

Ravioli de kombu y liebre Enigma Rocía Molinero Trias
Ravioli de kombu y liebre / Foto: Rosa Molinero Trias

Oliva explica, comiendo un plato combinado de lomo y patatas desde la Heladería Mimar de su Canet de Mar natal, que saca la inspiración “de Lionel Andrés Messi Cuccittini, de Josep Roca, del Ozzy Osbourne, de Ferran Centelles y de Carlos Orta”.

Milhojas de lima y wasabi con sésamo negro Enigma Rocía Molinero Trias
Milhojas de lima y wasabi con sésamo negro / Foto: Rosa Molinero Trias

Con este elenco, la propuesta vínica no podría ser de otra manera: “vinos de poca producción, conocidos y desconocidos, con el criterio que tiene que gustar al equipo de sumilleres”. La clientela, dice, pide mucho de champán, vino blanco de la Borgoña y del Loire. “El 70% de nuestra carta es francesa. Nos gustaría mucho que los vinos locales fueran más competitivos”. Con respecto al maridaje, Oliva apuesta por hacerlo à la minute y según la nacionalidad del cliente.

Gofre de cacao y haba tonka Enigma Rocía Molinero Trias
Gofre de cacao y haba tonka / Foto: Rosa Molinero Trias

“Es mejor compartir el conocimiento al hecho de que se pierda al olvido”. La frase encabeza el menú y dice Adrià que viene de elBulli, que “es una cosa que hacíamos y no nos iba tan mal”. Sin duda, Enigma lo consigue: es un restaurante memorable.