La cocina leridana es una de las más singulares de Catalunya. Los caracoles a la llauna son el máximo exponente, pero la coca de recapte o las orelletes también forman parte de nuestro recetario. Pero si hay una cosa que nos caracteriza a los leridanos es la calidad de los productos que producimos en el territorio. Y para disfrutar de este producto, no hay mejor sitio que el restaurante por excelencia de cocina de la tierra de la ciudad: el Ferreruela.

Un plan infalible

Después de unos cuantos años sirviendo fielmente a la educación en el 'lleure', nos encontramos en un sábado de enero en que no tenemos esplai. Y si hay una cosa que nos gusta tanto o más que el esplai, es comer. Cualquier excusa es buena, pero el cumpleaños de un amigo y las ganas de un buen festín son motivo suficiente para acercarnos a comer al Ferreruela.

Caracoles|Tornillos restaurando Ferreruela foto Oriol Foix
Caracoles del restaurante Ferreruela / Foto: Oriol Foix

Cada día elaboran una carta diferente en función de los productos que tienen. Una estacionalidad muy coherente con la filosofía del proyecto

Ubicado en la calle de Bobalà, en un rincón discreto del barrio de Pardinyes, el Ferreruela hace más de una década que ofrece buena comida en la ciudad. Su lema, "cocina de la tierra", se hace presente desde el momento en que te plantas delante. A pesar de estar recomendado en la guía Michelin, las placas que lucen con orgullo en el exterior del restaurante son la de Slow Food Catalunya y la de vinos de proximidad. La placa Michelin también la tienen, pero está colgada en el interior. El local es todo lo que podrías esperar de un establecimiento de cocina tradicional: una sala amplia y oscura, con luces cálidas encima de las mesas, muebles de madera y decoraciones de ladrillo que te hacen sentir como en casa. A mano izquierda hay una barra, a la derecha la sala principal y al fondo hay unas escaleras que conducen al recogido comedor del segundo piso.

Canelones con trufa restaurando Ferreruela foto Oriol Foix
Canelones con trufa del restaurante Ferreruela / Foto: Oriol Foix

Carta del día

La división clásica a la hora de escoger qué comer en un restaurante es entre menú del día o carta. Pero el Ferreruela funciona de una manera especial; cada día elaboran una carta diferente en función de los productos que tienen. Una estacionalidad muy coherente con la filosofía del proyecto que hace que cada servicio sea único. Y lejos de ser difícil, la a veces pesada tarea de escoger entre muchos platos se convierte en un trámite ligero gracias a las buenas recomendaciones que hace el equipo de sala. Una vez entablados en el comedor de arriba, hojeamos la carta y decidimos probar todo el que podamos. Aconsejados por el camarero, escogemos un Alto Siós tinto de Costers del Segre para maridar la comida y nos disponemos a calzarnos las botas para el festín que nos espera.

El chutney de manzana del magret de pato es uno de los mejores acompañamientos que he probado nunca

Como entrantes de cortesía nos sirven una tostada de escalivada aliñada con aceite de oliva, garum y sal líquida. Un bocado exquisito que augura la calidad del resto de platos que vendrán. Para abrir boca, probamos un taco de ternera, un canelón con trufa, los caracoles y unos calçots. Todos los platos son excelentes, pero el canelón con trufa es especialmente delicioso. La trufa se tiene que pedir aparte y lleva un suplemento en el precio, pero recomendados una vez más por el camarero, decidimos añadirla. Un extra que cambia el plato y que también recomiendo disfrutar. A continuación probamos el arroz de alcachofa y manitas de cerdo y pasamos a los platos principales.

Magret d'ànec restaurant Ferreruela foto Oriol Foix
Magret de pato del restaurante Ferreruela / Foto: Oriol Foix

Fin de fiesta

Como plato de pescado disfrutamos del pargo con una salsa romanesco, una crema verde de brócoli que liga de maravilla con el sabor y la textura del pescado. Los platos fuertes de la comida, sin embargo, son las dos carnes que pedimos. Por una parte, el magret de pato con chutney de manzana, y de la otra, la presa ibérica con trinxat. Los dos platos son exquisitos, pero el chutney de manzana del magret de pato es uno de los mejores acompañamientos que he probado nunca. Una salsa cremosa y muy dulce que liga a la perfección con la carne. La presa ibérica con trinxat tampoco se queda atrás; es un sabor más suave y familiar, con un toque de brasa y una textura melosa y reconfortante.

Para redondear la comida, pedimos unos cuantos postres para saciar el apetito dulce. La tarta de queso, por muy cansado de que estés de verla en las cartas, es obligatorio pedirla en el Ferreruela. Probamos también el milhojas con crema y helado de mango y unos postres curiosos denominados "El meu avi va anar a Cuba", un plato con piña y frutas tropicales acompañado de un helado de coco. Para rematar la sobremesa, pedimos un surtido de quesos del país y un trago de cassís de la Val d'Aran.

Pastel de queso restaurando Ferreruela foto Oriol Foix
Tarta de queso del restaurante Ferreruela / Foto: Oriol Foix

El Ferreruela no es un restaurante barato, pero tampoco es un local de lujo. Por 40 o 50 € puedes comer muy bien, aunque si quieres disfrutar de un festín sin miramientos, como nosotros, puedes salir a 80 o 90 € por cabeza. Pero cada euro merece la pena en este restaurante. Cerramos una de las comidas que más he disfrutado en mi ciudad, con un producto excelente, un servicio impecable y lo que es más importante, una buena compañía.