Que la gastronomía vasca ha marcado un antes y un después en la cocina de todo el mundo es un hecho incontestable. La manera de entender qué es comer de los vascos ha creado una cultura gastronómica potente que nos hemos querido hacer también nuestra. En nuestra casa estamos de suerte porque ahora, junto al mar, tenemos un buen representante de la cocina euskaldún en Kresala, que es un asador con todas las letras.

Pescados boca abajo en la sala del restaurante Kresala / Foto: Cedida

Los artífices de Kresala son los hermanos López de Viñaspre, del grupo Sagardi, y el cocinero Gregorio de Tolosa, reconocido por su maestría en la parrilla en el mítico asador Bidea2, en Navarra. La idea: trasladar un buen pedazo de lo mejor del mar a la playa de Bogatell, con las vistas románticas que ofrece el Moll de Gregal. La carta apuesta por cocinar con técnicas de aquí y de allí un pescado y un marisco de alta calidad, pero sobresale en el trato de los pescados a la parrilla. De hecho, en una declaración de intenciones, son los pescados la primera cosa que vemos al entrar en el restaurante. Nos saludan, bocabajo, desde este escaparate climatizado, esperando que les llegue la hora de ser abrazados por el fuego.

En caso de duda, el personal de sala, que funciona como un reloj suizo, os los resolverá con practicidad y eficiencia

Según la disponibilidad, el virrey, el besugo, el rodaballo, el salmonete de buen tamaño, el gallo de Sant Pere, el corvallo, el rape, el mero y el lenguado pueden ser los protagonistas de la brasa. En nuestro caso, medio virrey, acompañado de lechuga aliñada con una buena dosis de vinagre (si no sois mucho de vinagre, pedid que os ajusten la cantidad) y con una emulsión de aceite de oliva virgen extra y sus jugos. Las otras dos estrellas de la carta, el bogavante y la langosta, también pueden pasar por la parrilla o, si lo prefieres, pedirlas a la menorquina o, en el caso del primero, también un salpicón subido de cebolla o en arroz caldoso. En caso de duda, el personal de sala, que funciona como un reloj suizo, os los resolverá con practicidad y eficiencia.

Pescado a la parrilla en el restaurante Kresala / Foto: Cedida

De postre llega el dulce pastel Alaska, que suele gustar por aquello de que se flamea en mesa y el fuego siempre hace gracia, y porque está, al mismo tiempo, frío y caliente. Para quien quiera un final salado, tienen la opción de queso, que con una copita de oloroso o de palo cortado puede cerrar la comida con contundencia. La carta de vinos, extensa y completa, tiene todo aquello que puede gustar al nuevo y al viejo gastrónomo, a aquellos que buscan la corpulencia de las antiguas maneras y a los que se decantan por la ligereza y la poca intervención.