La zona del Maremagnum de Barcelona es uno de los espacios de ocio más emblemáticos de la ciudad. Al menos para la gente de Lleida, que lo hemos frecuentado de pequeños durante las excursiones con la escuela que hacíamos a la capital. Después de unos años de incertidumbre, el Maremagnum ha recuperado el esplendor de antes con el proyecto gastronómico de Time Out Market, una zona con diferentes espacios de algunos restaurantes de Barcelona. Uno de ellos es Casa Amàlia, un rincón de buena cocina con vistas al mar y un trato familiar.

Un sitio que te acoge

Lo primero que hay que saber para llegar a Casa Amàlia es qué escaleras mecánicas tienes que coger. Si vienes desde la plaza Colom, conviene coger las escaleras largas, las rojas, porque las otras conducen al interior del centro comercial. Una vez en el Time Out Market, al fondo a la derecha, encontramos el local de Casa Amàlia, uno de los más grandes y con la oferta más completa del espacio.

Espacio Casa Amàlia
Espacio del restaurante Casa Amàlia / Foto: Alex Froloff

El interior es diáfano y acogedor, con un comedor elegante dominado por las mesas de madera, las sillas suaves y las paredes oscuras de color verde. Al fondo, una pared de cristal guarda la larga terraza con vistas al mar y al puerto. Una vez llegas, el servicio te recibe para ofrecerte una mesa. En nuestro caso, Isabel, la camarera más alegre y animada que he conocido nunca, nos acompaña a sentarnos. Antes, sin embargo, nos enseña la terraza para que apreciemos las vistas del local. Y como no hace muy buen día, nos sentamos en el interior.

De postre, aunque todo tiene buena pinta, hay una opción del todo obligatoria: el flan

Oferta de mercado

La mayoría de productos de Casa Amàlia vienen directamente del Mercado de la Concepción, y lo que no encuentran en el barrio, lo van a buscar a algún otro mercado de la ciudad. Definen su oferta como cocina de mercado con el producto de siempre combinada con técnicas innovadoras y un punto creativo. Una oferta para compartir que empezamos con unas croquetas de jamón de bellota. Unas croquetas bastante grandes, muy sabrosas, crujientes e ideales para compartir. Seguimos con el Popeye, un buñuelo de espinacas y miel exquisito. Uno de los entrantes estrella es el Thorpedo, un pequeño bocadillo de mollete con costilla de cerdo ibérico hecho a baja temperatura, una tapa melosa y sabrosísima que se te hace corta.

Arroz Casa Amàlia
Arroz del restaurante Casa Amàlia / Foto: Alex Froloff

Como platos fuertes, tanto la carne como el pescado y el arroz son buenas opciones. El bacalao, por ejemplo, lo preparan a la manera tradicional, pero con un crujiente hecho con la piel del pescado que le da un punto moderno. La estrella del restaurante, sin embargo, es el arroz. Un arroz meloso, cocido al punto y que por muy lleno de que estés, te lo querrás acabar. De postre, aunque todo tiene buena pinta, hay una opción del todo obligatoria: el flan. Un flan casero muy y muy cremoso, con una textura increíble y un sabor delicioso. Un flan que, por otra parte, vale 9 €; los precios de Casa Amàlia son un poco caros. La ventaja es que las raciones se pueden pedir para compartir y que la ubicación, más bien turística, queda en el centro de un espacio de ocio bastante grande, lleno de actividades para hacer.