Pollo frito, por el mundo, hay de muchos tipos: tenemos la versión española, al ajillo, la estadounidense, en las Buffalo wings o en la manera de empanar del sur, el chicharrón de pollo cubano, el karaage japonés, a la cantonesa, bien crujiente. Y seguro que todavía se me escapan muchas más aparte de la coreana, el yangnyeom, que se puede probar en el restaurante Masil y que te hará volver una vez y otra en este rincón de la calle Marquès del Campo Sagrado que antes ocupaba Ca La Jadi, donde se servían los mejores cuscús y pasteles de toda Barcelona.

Restaurante Masil: probar repetitivamente recetas inéditas en Barcelona

'Yangnyeom' no es el equivalente del 'ñami-ñami' coreano, sino que quiere decir 'adobado' o 'condimentado'. El pollo, deshuesado y rebozado, queda bañado por una salsa dulce y picando, bastante pegajosa, pero adictiva, a base de gochujang, el condimento coreano por excelencia que lleva chile rojo en polvo, harina de arroz glutinoso, el meju, una especie de miso coreano en polvo y sal, entre otros. Además, esta salsa lleva un poco de azúcar y ajo, aparte de aquello que considere el cocinero para darle un toque único.

Oumuk Tang, cena de pasta de pescado|pez / Foto: Rosa Molinero Trias
Oumuk Tang, cena de pasta de pescado / Foto: Rosa Molinero Trias

Masil, que en coreano quiere expresar aquella sensación de calor que tenemos al pasar el rato con amigos o vecinos, quiere ser el sitio que escojas a fin de que todo eso ocurra. Tú pones la compañía y ellos una atmósfera tranquila, de luces tenues, con muchos tarros de cristal donde se ve, a contraluz, la vida conservada de todo tipo de vegetales.

Banchan, variado de verduras en conserva / Foto: Rosa Molinero Trias
Banchan, variado de verduras en conserva / Foto: Rosa Molinero Trias

Y también hay vida dentro de las botellas de vino natural que conforman parte de la carta y que conviven con una gran variedad de licores coreanos, desde soju en makgeoli, pasando por cerveza coreana.

Pollo frito coreano / Foto: Rosa Molinero Trias
Pollo frito coreano / Foto: Rosa Molinero Trias

De hecho, la carta se compone de recetas que estarían en Corea, aquello que son las tapas de aquí: bocados pensados para acompañar la bebida. De esta manera, en la carta hay varios tipos de verduras fermentadas, como el kimchi y de otros banchan, el mencionado pollo frito (también en versión vegana), platos más contundentes como el hemuljeun, similar a un okonomiyaki, el galbi, una chuleta de Angus cocinada a la parrilla o el Bossam. Este último, de un tiernísimo tocino al vapor que uno mismo dispone sobre una hoja de lechuga y corona con varios condimentos, sea kimchi, unos trozos de piparras condimentados a la coreana o una pasta de soja fermentada.

Bizcocho de sésamo y chocolate blanco con helado de vainilla / Foto: Rosa Molinero Trias
Bizcocho de sésamo y chocolate blanco con helado de vainilla / Foto: Rosa Molinero Trias

La sopa de pasta de pescado, llamada Oumuk Tang, sorprende con un caldo a gusto suave y una pasta hecha, en efecto, de pescado trabajado hasta conseguir una textura elástica agradable. Es un ejemplo más que Masil no es cualquier restaurante coreano y que aquí se encuentran platos que huyen de la selección más común que se encuentra en otros restaurantes de Barcelona.