Gratamente y de nuevo, nos volvemos a encontrar con un restaurante de hotel que hace una apuesta considerable para ofrecer cocina catalana en su menú. Se trata del restaurante Can Bo, en los bajos del Grand Hotel Central, a la altura de la Catedral, pero en la Via Laietana. Lo lidera el cocinero recién galardonado con una estrella Michelin por su restaurante, TeatroOliver Peña, y lo lleva en su día a día el cocinero Lorenzo Cavazzoni. Can Bo lleva subtítulo: "Vinos y tapas", las unas nos indican los formatos de los platos, y los otros que alguien ha puesto esfuerzo en tejer una carta líquida a la altura de la propuesta gastronómica, y este es el sumiller Amador Marin.

El restaurante Can Bo: el preferido de Francesc Cambó

En la sección de tapas frías encontramos gilda, cóctel de marisco, ensaladilla rusa, escalivada, bravas, y también ostras, cecina, presa ibérica hecha como un vitello tonnato y anchoas triple cero. ¿Qué escogería para empezar el político Francesc Cambó, que vivió en el edificio al principio de siglo, y que da nombre (con un twist) al restaurante?

La ensaladilla rusa / Foto: Rosa Molinero Trias

De las tapas calientes destacan las albóndigas de vaca vieja madurada, con salsa abundante para mojar un pan notable (y también tienen focaccia). La carta sigue con más ejemplos que son recetas de la cocina catalana menos reconocida para el turista pero con un gran potencial de hacerse conocer, como ahora los calamares rellenos de butifarra negra arromescados, el canelón de boletus y berenjena o los dados de rape a la catalana. Por típicos e infalibles, las croquetas, la tortilla hecha al momento, de cebolla, patata y, en temporada fría, con el añadido de las setas, o las bravas.

Gilda / Foto: Rosa Molinero Trias

La carta tiene una sección de platos de más, llamados 'Especiales de la casa', que conducen otro plato que hace de acompañamiento: hay un portobello XXL con hondo de setas, hecho a la brasa, un salmonete de playa en la lata, pluma ibérica u onglet a la brasa, acompañados de patatas fritas, o pimientos de Piquillo o ensalada a la francesa.

Albóndigas de vaca vieja madurada / Foto: Rosa Molinero Trias

La vecina Teca, la tienda de comestibles de Vila Viniteca, pone el origen a la contundente oferta de quesos nacionales, del Berguedà en el País Vasc francés, pasando por Teruel, Lleida y la Cerdanya. Tirando hacia los postres, el flan Can Bo es sedoso y el tiramisú de Lorenzo tiene todo aquello que tiene que tener un tiramisú. La luz que entra por este gran claro que es la Via Laietana ilumina la sala en estos mordiscos finales, y pone de manifiesto la estética refinada, pero descontracturada, típicamente mediterránea, elegante pero sin exagerar, que da una buena impresión durante toda la comida.

Tiramisú de Lorenzo / Foto: Rosa Molinero Trias

De las 100 referencias que Marín ha dispuesto a la carta, hay bastante teca a copas (en total 19 vinos): jerez para hacer felices a los jerezanos, cinco espumosos que pasan por casa, por Francia y por Italia, blancos y tintos concentrados en el país, salvando la Nebbiolo de Bric du Nota (2021) que es uno de sus vinos del mes de diciembre. Además, quien quiera podrá seguir el maridaje propuesto y escrito a la carta o, si no, brindar con el clarete de La Gravera, que hace brillar la monestrell a cada trago.