El barrio de Sant Gervasi-Galvany, en la parte alta de Barcelona, suele ser una zona poco visitada por la gente de la ciudad. Un rincón discreto que esconde una exquisita oferta de gastronomía tradicional. Estamos hablando de la Xarxa, un restaurante de tradición familiar con platos de lagrimita en un local clásico, nostálgico y donde se come de primera.

Un espacio familiar

La Xarxa es un restaurante clásico de la parte alta de Barcelona. Ubicado en la plaza Molina, es un lugar de culto para la gente que vive en el barrio. Ahora hace 55 años que los padres del actual propietario, Jose Varela, abrieron el restaurante. Manuel Varela y Maite Gago convirtieron la Xarxa en una marisquería de referencia en la ciudad a partir de los años setenta. Un legado que ahora Jose recupera con cuatro platos que rinden homenaje a la cocina de sus padres.

Mesa|Tabla parada|pasmada en La Xarxa
En la Xarxa se come como en casa. / Foto: Cedida

Vasos marrones de Duralex y manteles de ropa es todo lo que necesitas para saber que comerás bien

Ni soy de Barcelona, ni había nacido en los años ochenta, pero cuando entro en la Xarxa lo primero que siento es la extraña nostalgia de una época que no viví. Tierra de baldosa, muebles de madera y una barra atenta te reciben en la entrada de un restaurante laberíntico. Diferentes compartimentos encapsulan las salas donde se reparten los comensales, todas con una decoración clásica y las mesas puestas de una manera sencilla y casera. Vasos marrones de Duralex y manteles de ropa es todo lo que necesitas para saber que comerás bien.

Platos míticos

Lo primero que veo cuando me siento en la mesa es la carta original que tenían los padres de Varela en los años ochenta. Lo que más me llama la atención son los precios de unos platos que hacen muy buena pinta -precios escritos en pesetas, lógicamente, que todavía ahora intento descifrar. Algunos de estos platos míticos son los que Varela, con la maña magistral del chef Carlos Allué en la cocina, recupera en la nueva carta de la Xarxa.

Garbanzos con gambas y almejas|chirlas
Garbanzos con gambas y almejas. / Foto: Cedida

El primero es el centollo del Cantábrico deshecho, la manera más sencilla que he visto nunca de comer marisco. Servida en su propia |concha, se puede comer a cucharadas y tiene un sabor delicioso. El segundo, una lasaña de marisco y txangurro, seguido de uno salteado de garbanzos con gambas y almejas excepcional. El último de los cuatro platos es el rape a la vizcaína con pimientos del piquillo, un pescado tierno y con un sabor brutal.

Rape en la biscaina
Rape a la vizcaína. / Foto: Cedida

La calidad del producto que trabajan se suma a la debilidad que tengo por la cocina tradicional

La cocina de la Xarxa es, simplemente, increíble. La calidad del producto que trabajan se suma a la debilidad que tengo por la cocina tradicional. Después de los platos principales, sin embargo, conviene guardarse un lugar para los postres, porque el pastel de queso y la torrija que probé también son exquisitos.

Una comida de lujo maridada con un buen vino blanco y un vino tinto excelente -un PSI de campeonato. Si alguna vez vais a la Xarxa, sin embargo, tened cuidado con Jose; es parlanchín como él solo, pero hay que reconocer que es el anfitrión más simpático del barrio.