Dicen que nos hemos aburrido del ceviche. Que está donde no tendría que estar. Algunos lo tratan como una plaga que ha infectado los menús de la ciudad. Y en parte tienen razón, pero no del todo. Porque demonizar una receta hace daño a los cocineros que la han traído de su país y hay que poner contexto. ¿Que estamos hartos de ver los mismos platos, de aquí y de allí, trabados en uno carta sin sentido alguno? Sí. ¿Que el ceviche es un plato exquisito y no queremos dejar de tener lugares donde lo cocinen deliciosamente en Barcelona? También. ¿Y cuál es uno de estos sitios? La Taberna Pueblo Libre, en el barrio de Sant Antoni.

Dice el cocinero Pablo Ortega que la cocina le cambió la vida: cuando era más joven, no sabía exactamente qué hacer en el mundo, y ante los fogones encontró su vocación. Primero, en Llima, trabajó en una cevichería. Mientras tanto, su madre había dejado el país para buscar la prosperidad en España. Una vez bien establecida, Ortega aterrizó en Madrid en el 2012. Primeramente, pensó que no encontraría trabajo de cocinero, pero se equivocaba: acabó trabajando en Astrid y Gastón, el restaurante del chef peruano más conocido por todo el mundo, Gastón Acurio, que consiguió que la cocina peruana recibiera el reconocimiento mundial que se merece.

Foto: Pueblo Libre (IG)

La vida en la cocina llevó a Ortega hasta Barcelona, donde encontró la oportunidad de abrir su propio negocio, Taberna Pueblo Libre, en recuerdo del distrito de Lima que lo vio crecer. Allí hace las recetas de siempre, cocina tradicional peruana y también cocina criolla, ya que el recetario del Perú se ha nutrido de las oleadas de migrantes italianos, japoneses y chinos que han aportado ingredientes y técnicas propias.

Entre los conocedores de la gastronomía que se cuece en la ciudad, la Taberna Pueblo Libre es un lugar donde comen los peruanos. Eso suele ser sinónimo de autenticidad y de poder hacer un pequeño y breve viaje a mordiscos. Porque la cocina tiene mucho que decir de la historia de un país y de su sociedad. ¿Y qué lo tiene, todo eso? Es el hecho de que aquí van más allá de los clásicos internacionales de la cocina peruana: que además del ceviche y de la papa a la huancaína, también hacen cosas poco vistas en la ciudad, como: la patita con maní que es pata de vaca, deshuesada y guisada con salsa de cacahuetes; el cau cau, que es como nuestro guiso de tripas (de vaca); sopa seca con carapulcra, que es un guiso de papa seca, es decir, patata deshidratada, con cebolla y varios pimientos picantes, cerdo frito, acompañado de spaghettis guisados peruanamente, con salsa de perejil, achiote para darle un toque de color y ajo molido; o ají de gallina, donde la carne de gallina se deshilacha y se mezcla con una crema de ají mirasol (un pimiento amarillo peruano) y se acompaña de huevo duro, aceitunas negras y arroz.

En el menú de mediodía de Pueblo Libre, a 15,90€, tienes un ceviche de corvina y marisco de primero

La carta de Taberna Pueblo Libre es lo bastante larga como para repetir con frecuencia y lo bastante corta como para no perderse sin remedio, y si pasara, solo hay que preguntar qué es, por ejemplo, la causa de cangrejo, y el equipo de sala, amable y resolutivo, resolverá cualquier duda para que la travesía por este pedazo de gastronomía peruana sea buenísima. Además, si quieres aventura con cuentagotas, siempre tendrás la opción de hacer su menú de mediodía, por 15,90 €, donde tienes un ceviche de corvina y marisco omnipresente de primero, y esta semana, platos como el anticucho de pollo, el picante de carne (un guiso de carne de ternera picante) y el arroz salteado con marisco, de origen chino. Con bebida y postre incluido: vino, refresco o copa de cerveza y pastel tres leches para salir con ganas de explicarlo a los amigos para volver muy pronto.