Está de moda quedarse en casa. Llegar reventados de la esclavitud cotidiana y no tener ánimo por nada más que perder la cabeza escroleando y pedir que te lleven cualquier porquería para cenar. Está de moda quedarse en casa y decir que bien que se está en casa, el mundo es una mierda y casa es un refugio, todo está medido, nadie te molesta —bien, si no tenemos en cuenta por un momento el apasionante mundo de la pareja ni las peripecias de la crianza—, nadie te manda y puedes no hacer nada tranquilamente. Está de moda quedarse en casa y mirar la serie de moda en la plataforma de moda y recibir, así como quien no quiere la cosa, la dosis diaria de doctrina y valores que rigen nuestras vidas de forma tácita a través de ficciones aparentemente inofensivas. Está de moda el miedo y la comodidad como principios rectores, fumigar toda incertidumbre e imprevisto y llevar una vida que quepa en un Excel. Y quejarse por redes, evidentemente: eso que no falte.

Un día salí de casa y giré por la calle Rosa Puig-rodon, que todavía no había visto con el nombre cambiado, y a media calle, haciendo el bobo, encontré un local simpático lleno de gente y cámaras y reconocí una autora y editora amigas. Era la presentación de un libro. Un poco como un intruso, me metí. Me quedé el poco rato que pude y me vinieron muchas ganas de leer el libro y de volver al local.

Laia Borràs Roig y Olatz de Bilbao Roig son primas. Estudiaron en Roig Tesalia, el colegio catalanista fundado por su abuelo y donde Laia trabajó hasta que un buen día Olatz, también vinculada al mundo educativo (en su caso en La Bressola de Perpinyà) haciendo sobremesa, le propuso embarcarse en un proyecto y abrir una vermutería en Gràcia.

No hacen happy hours ni after work, sino glosa a la hora del vermut un sábado al mes; tampoco tienen cinnamon rollos sino esqueixada de bacalao

Junto a la parada de metro de Fontana, las primas hace pocos meses que han abierto Les Cosines, todo un antídoto contra la gentrificación: no tienen cinnamon rollos sino esqueixada de bacalao (9 €) del mercado de la Llibertat y en vez de Jaggermaister, una retahíla de vinos del país. No hacen happy hours ni after work, sino glosa a la hora del vermut un sábado al mes y actos tan intraducibles como este «Com més cosins, més endins» (para presentar la ratafía de Licors Primo). Tampoco tienen libros, publicaciones o carteles que te podrías encontrar en Brooklyn, Berlín o Buenos Aires, sino el último poemario de Mireia Calafell o una pieza de la artista Neus Masdeu. En Les Cosines hace de bueno estarse y desde el primer momento alza en lo alto del ranking de sitios donde quedar con los amigos.

La Intrusa, de Irene Pujadas / Foto: La Otra Editorial
La Intrusa, de Irene Pujadas / Foto: L'Altra Editorial

El libro era La intrusa, de Irene Pujadas, publicado por L'Altra Editorial, el viaje al interior de una persona, Diana, que nota que alguna cosa le falla dentro y decide meterse ella misma literalmente. Trepidante, divertido, inteligente, bien escrito: ¡se devora con la misma voracidad y alegría que el plato de quesos artesanales (8 €) de Les Cosines!