Lo ecológico? Se da por supuesto. Lo biodinámico? Ya ni sorprende. Hemos ido a desnudar el vino para degustarlo con la mínima intervención. Y lo que pasa con los tintos también pasa con los blancos. Se piden vinos minimalistas con menos barrica, estructura, aromas. Los blancos están de suerte porque con el auge de la cocinas a asiáticas hace que tener una gran selección de vinos blancos sobre todo ensamblajes con variedades muy terpénicas sea un must en la restauración.

 

Hay tantos tipos de vinos como botellas, porque en cada botella hay diferentes variedades, una elaboración peculiar y una evolución especial. Pero generalizando se podría decir que existen dos tipos de blancos. Por un lado, los vinos aromáticos y jóvenes: sobretodo de variedades como verdejo, riesling, gewusrtraminer, albariño, sauvignon blanc sin paso por madera. ¡Recuerda te pueden parecer dulces por el aroma pero en boca son dulces! Su wine-look: Ideales para un aperitivo o con fruta a media tarde.

Por otra parte, estan los blancos dulces: los vinos más melosos con recuerdos a almívares. Vinos de malvasía, pedro ximénez o garnachas pasificadas. Para combinar con postre, foie y ¡un buen surtido de quesos!

Prueba estos cinco:

  • VI DE VILA PORRERA GARNATXA BLANCA
  • MATHILDE CHAPOUTIER SÉLECTION SOLÈDRE 2022
  • DUCHÉ D’UZÈS AOC
  • SIAH COSECHA 2020
  • DO RIBEIRO