Aparentemente, dos polos opuestos. Dos mundos que nunca se pueden tocar. Sin embargo, ¿por qué siempre tiene que ser así? ¿Por qué aquellas famosas enemistades no pueden reponerse en una bonita y tierna amistad? Hablamos de la cerveza y el vino, dos ámbitos del beber mundial que no acostumbramos casi nunca a contemplar cogidos de la mano. Esta semana, la sommelier de El Celler de La Gourmeteria, Carla Viladric, nos aproxima estos dos universos y nos muestra un ejemplo de cómo pueden trabajar juntos una cervecería artesana y el sector vitivinícola.

 

Visitamos la cervecería artesana de Barcelona Espiga Craft Beer. Arnau Rovira es el socio y fundador y nos enseña tres cervezas a que podrían considerarse vinos, a partir de la composición con la cual se han elaborado. Después de 10 años de trayectoria y haber creado más de 215 cervezas diferentes, algunas de las cuales unen el mundo de la cerveza y el vino.

"Hace cosa de tres años que tenemos un proyecto de cervezas de fermentación espontánea, las cuales se elaboran con diferentes frutas", anuncia Rovira. El primer ejemplo que tenemos es la Brave Lands, una fermentación mixta de cerveza y vino, 50% mosto de moscatel y 50% cerveza. Dejamos madurar para obtenerla con toques afrutados, provenientes de esta variedad del moscatel, con toques ácidos y amargos que nos recuerdan más en una sidra que a una cerveza. Y, incluso, nos recuerda en los vinos naturales con elementos volátiles.

La segunda cerveza es la Orange is my new love. De carácter ácido, con mezcla con diferentes botas y donde se ha añadido naranjas de Valencia, que también han fermentado junto con mosto de cerveza y madurado en estas botas de vino. Por último, está la Running Away, que está hecha con manzanas de Lleida. También en este caso es una mezcla hecha con diferentes botas y madurada con manzanas ecológicas de las Tierras de Ponente. "Son tres cervezas que, sin ningún tipo de duda, pueden enamorar a los grandes amantes de los vinos", concluye Arnau Rovira.

La Brave Lands, la Orange is my new love y la Running Away son tres cervezas que también podrían considerarse vinos

¿Cerveza o vino? Una de las clásicas dicotomías

¿Cerveza o vino? Esta es una de las dicotomías más propias de los bares, ya que alzan como las bebidas alcohólicas más consumidas, tal como recuerda el OCU, aunque en este sentido los encuestados suelen consumir más vino que cerveza (un 19% delante de un 17%).

Para los quien dudan en su elección o les gustan las dos bebidas, hay un nuevo producto que las mezcla las dos. Se conoce como grap ale y algunos productores de cervezas artesanas en España ya se están atreviendo. Se trata de un producto de origen italiano y precisamente la descubrió Mateo Sanz, fundador y maestro cervecero de Cervesas San Frutos. Según detalla, las primeras graps ale que probó fueron "Birrifici del Ducat con fermentaciones mixtas y con uvas muy particulares de su zona, y envejecidas en botas de vinos difíciles de encontrar". Tal como explican, la grape ale "se trata de un mosto de cerveza mezclado con mosto de uva y fermentado con cepas de levadura ale". En función de la uva, la cerveza y la zona de cultivo, se producen diferentes tipos de grap ale, tal como sucede con los mismos vinos.