Carísima Meritxell,
Tus recomendaciones de esta semana son ideales para todos los que queremos ir de puente sin poder ir de puente. Al mismo tiempo, sin embargo, también son buenas recomendaciones para aquellos que sí que se han podido largarse y que ahora, quizás en este momento, nos leen después de haberse levantado muy lejos de casa. Mira, un día leí no sé donde que el vino es mágico, entre muchos motivos, porque es uno de los pocos productos del mundo en el cual la localización del origen está escrita con letras grandes en la etiqueta. El origen importa. Por eso, seguramente porque beber vino es una manera particular de viajar, este artículo de hoy es una invitación al viaje y a marcharse de puente de la mano de dos vinazos, concretamente a Cariñena (Aragón) y Mañueta (Euskadi). Vamos allá.
La primera parada es en el oeste de Aragón, en la tierra que dio nombre a la cariñena, una de las variedades más eléctricas y singulares del mundo. Casualmente, sin embargo, vamos a Cariñena para no beber cariñena, sino garnacha blanca y chardonnay, la mezcla del Care Blanco 2020, un vino joven el mar de económico e interesante: de aromas florales, el hecho de haber hecho la maceración en contacto con las levaduras le otorga mucha expresividad y textura en boca. Te confieso que me ha gustado mucho, y eso que a mí los vinos blancos jóvenes y afruitaditos ya sabes que no me gustan demasiado, pero más difícil es encontrar por escasos 5€ un vino blanco que no gire de espalda y que, además, te transporte al Aragón remoto.
Y de Aragón seguimos unos cuantos kilómetros más al oeste hasta llegar al corazón de la Rioja Alabesa, concretamente a Mañueta, de donde proviene el San Quiles de Bodegas Altún. Poco cachondeo, Meri, poco cachondeo. Vinazo. No lo había oído nunca, y me ha hecho caer de culo a tierra. Envejecido con una crianza de diez meses en barrica y cuatro meses en galileos de hormigón, quizás este monovarietal de graciano no es ni mucho menos tan económico como el Care, de acuerdo, pero tanto da, eso: es un un rioja elegante y poderoso, que brilla especialmente en su estructura, y que marida de fábula con una de estas comidas de día festivo invernal. Platos de cuchara, guisos o parrilladas de carne casan bien con él, pero el que mejor casa con nosotros es su precio, que ronda los 30€. Difícil pedir más.
En fin, Meritxell, espero que tú sí que te hayas podido largar y pasar unos días de puente en estas minivacaciones que la sacrosanta Constitución del Reino de España y la sacrosanta Immaculada Concepción nos brindan este año. Según mi timeline de Instagram, un 93% de los catalanes se han marchado a Euskal Herria, donde "sempre ens sentim com a casa", y por lo tanto han pasado bien cerca de Cariñena y de Mañueta. Por suerte, los que nos hemos quedado en Catalunya tenemos otras maneras de viajar: un viaje en el tiempo, si vamos al Mercado Medieval de Vic; un viaje a la otra punta del planeta, si vamos a Puerto Aventura; y un viaje a cualquier parte del mundo, sea Falset o sea Napa Valley, si vamos al colmado de la esquina, compramos un buen vino y nos dedicamos sencillamente a beber. Sin maletas. Sin certificados Covid. Y sobre todo, sin prisas.
Un abrazo,
P.