Carísima Meritxell,
Esta es la historia de una persona que hace unos cuantos años, la noche del 31 de octubre, decidió celebrar el Día de los Difuntos de una forma tan extrema que al día siguiente quien hacía cara de difunto era también ella. Lo que vulgarmente se llama resaca, sí. Caparra, para ser más exactos, en catalán. ¿Quién era el culpable de esta petite mort, como escribió hace años el gran Charles Baudelaire? Principalmente, la poca medida a la hora de casar castañas, panellets y vino dulce, pero principalmente un bien de Dios convertido en asesino en serie y denominado moscatel. Esta historia supongo que te sonará, ya que no es la historia de una sola persona, sino de todo un pueblo. Quizás también es tu historia. Sin duda es la mía, por este motivo el otro día te pregunté qué alternativa al moscatel me recomendabas para la Castañada, teniendo muy en cuenta que el vino generoso nunca se debe beber de forma excesivamente generosa.

Cuando el pintor René Magritte dibujó una pipa de fumar y escribió debajo que "eso no es una pipa", lo que estaba diciendo era una evidencia tan flagrante como que no hay una fórmula concreta para la Castañada: aquello no era una pipa, sino la imagen de una pipa, igual que la Castañada basada en panellets de piñones, boniatos, castañas y porrones de moscatel encima de una mesa con manteles de cuadraditos rojos no es la Castañada, sino la imagen mítica y mental que tenemos sobre la Castañada. Perdóname si me pongo filosófico, pero como comprenderás no puedo hablar de otra manera después de asumir que hoy me plantaré a cenar con mis amigos con una botella de vino de Oporto bajo el brazo. ¡Colaboracionista! ¡Atrevido! ¡Insensible! ¡No valoras lo que es nuestro, menos vino de fuera y más vino catalán, cojones!, me dirán. No les faltará razón, como tampoco les sobrará cuando descubran que los panellets de piñones son todavía más buenos con un oporto tawny con 10 años de crianza como el Graham's 10 Years. Quizás igual de buenos que con una buena ratafía gerundense, de acuerdo. Incluso, quizás tan buenos como con una mistela dulce de la Terra Alta, pongamos por caso la de Sant Josep Wines, por ejemplo. Pero hablemos claro: si ser catalán quiere decir presumir de que en nuestra casa tenemos vinos generosos de categoría, también tiene que querer decir comprender que beberse un oporto casado con castañas y frutos secos no es ningún acto de terrorismo.

Pipa Magritte
La obra La trahison desde images, de René Magritte.

Estarás de acuerdo conmigo que la imagen mental que todos tenemos de la Castañada ya hace demasiados años que no existe, y no sólo por culpa de la globalización y la aparición de Halloween. ¿Que hay un montón de chiquillos disfrazados y llamando en las puertas diciendo "truco o trato"? Segurísimo, pero también habrá un montón de jóvenes -y no tan jóvenes- que hoy se hartarán de panellets y boniatos, pero sin embargo no lo harán con vino. La realidad es esta. La realidad es que hay más gente con ganas de zamparse un panellet de coco con una cubata de ron con cola que con un vino dulce como el Brima, de Eudald Massana, que es una maldita maravilla. Hay más peña con una botella de Jaggermäster en la despensa de la cocina que con un maravilloso vino rancio de la Cooperativa de Capçanes o una Malvasía de Sitges dulce del Hospital de Sitges. Esa es la verdad. La imagen de la Castañada y la Castañada real no son lo mismo, como tampoco son lo mismo un Sereno generoso Seco 2009 o los Ramos Pinto Ruby y Tawny de los cuales tan bien hablas al vídeo, pero seguramente aquí está la gracia de todo, ¿no?

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La botella de Graham's 10 Years, el vino de Oporto recomendado por Meritxell Falgueras.

Si alguna cosa nos demuestra el día de hoy es que la Castañada es la manera catalana de celebrar una fiesta global dedicada a los difuntos y que se celebra por todo el mundo desde hace siglos, por eso me gusta haber roto una lanza a favor de incorporar a nuestro corpus vinícola para el día de hoy un vino de fuera. Porque un oporto es siempre una buena manera de entrar en el mundo de los vinos generosos, a menudo tan desconocidos y poco populares para el gran público. Y porque fomentar que año tras año haya más castañas que calabazas en las casas no es una tarea fácil, pero conseguir que la gente entienda que el vino, sea de dónde sea y sea como sea, es el mejor acompañante para una noche como la de hoy, es todavía un reto más difícil, a pesar de no seamos conscientes. Por cierto, aunque haya puente, este fin de semana largo no me podré marchar a ningún sitio y tengo mono de viajar, a pesar de no poder hacerlo. ¿Te viene a la cabeza algún vino capaz de teletransportarte a un lugar remoto de forma mágica? Espero tu vídeo de la próxima semana. Con o sin maletas.
Un abrazo,
P.