Querida Meritxell,
He decidido hacerte caso y explicar a nuestros lectores lo que me propusiste hace pocos días. Con ellos nos une el vino, que se convierte en una cosa mística y mágica cuando es sinónimo de sinceridad, por lo tanto vale la pena que en el primer artículo de esta nueva temporada de la Bodega de ElNacional seamos sinceros, ¿no? Les explicaré que este artículo empezó a hacerse realidad gracias a un mensaje personal de whatsapp que un humilde servidor te escribió hace pocas semanas, antes de cumplir 33 años. Decía así, recuérdalo: ¡"Ciao, Meri! Escucha, el domingo es mi cumpleaños y quiero invitar a mis colegas a un brindis mientras vemos la puesta de sol desde la Cadira, un mirador precioso en medio del Penedès. Tengo claro que quiero hacerlo con vino rosado, ya sabes que soy un talibán de los rosé y un firme defensor de nuestro Manifiesto Rosa. ¿Tú que eres la jefa del maridaje de buenos vinos con grandes momentos de la vida, ¿qué rosado me recomiendas para hacer más bonita una puesta de sol única? Dudo entre unos cuantos. Baratillo, pero excelente. ¡Ah! Y que sea del Penedès, claro está. ¡Ya me dices alguna cosa, un bacione! Y recuerda que el día 19 arrancamos de nuevo, eh"!.
Creo que nuestros lectores pensarán que estamos grillados. O que somos unos bobos. O las dos cosas a la vez. Pero tranquila, les explicaré que me contestaste, que me propusiste un par o tres de vinos y que finalmente me decidí por el Rose & Clear de Lacrima Baccus. Sobre todo les diré que te compré la idea alocada que me propusiste: pasarnos todo el año jugando al juego de que yo te pido recomendaciones de vinos al final de cada artículo, tú me respondes días después mediante un vídeo y yo, la semana siguiente, te escribo diciendo qué me ha parecido aquel vino. "Esto es más extraño que el rollo epistolar de Gala y Dalí cuando él le regaló el castillo de Púbol y ella dijo que sólo le dejaría entrar con una invitación epistolar", te contesté. Pero tenías razón: hay alguna cosa de amor cortés en el vino, sobre todo en un rosado pálido y claro como el Rose & Clear, por eso pienso que a nuestros lectores no les importará que cada semana acompañe el vídeo que haces para ellos con una carta para ti.
Si te tengo que ser sincero, la volviste a clavar: el Rose & Clear me parece un rosé maravilloso, y eso que a mí los vinos con estos nombres anglosajones de lavadora con carga superior no me acaban de hacer el peso. Es uno de aquellos vinos que hace menos pesado un día caluroso y que parece haberse creado como una especie de antídoto contra el bochorno. O así lo recuerdo yo, vaya. Ya sabes que el primer crepúsculo de una nueva edad es siempre una cosa extraña y vertiginosa, por eso no me hagas decir si noté más aromas de flor de naranja o de pomelo, como tampoco recuerdo mucho si me gustó más casado con embutidos o con unos quesos que trajimos de casa. Sólo sé que me parece un vino fresquísimo, de acidez magníficamente conseguida y capaz de hacer más dulce una puesta de sol de aquellas que no se olvidan. Mira, a cualquier crío como yo, educado en los Jesuitas, sabe que habrá un día que hará 33 años y que tendrá la edad de Cristo en la cruz. Lo que no esperaba yo es que el primer atardecer con treinta y tres años tuviera este regusto de resurrección, créeme. No me puse a servir copas diciendo "tomad y bebed todos, que este es el cáliz de mi sangre", evidentemente, pero sí que vaciamos unas cuantas botellas de forma litúrgica. Casi eucarística.
Las puestas de sol en el Penedès, al abrigo de la sierra de la Aguilera, acostumbran a tener este aire místico y sagrado, pero te bien juro que no exagero nada en mis palabras: hay rosados que parecen matarte de placer, pero que en realidad son como una ola inmensa de sabor llenándote el paladar. Como un bautismo, diría yo. Como un crepúsculo antes no empiece una vida nueva. Como una copa cuando| se acaba y alguien a quien amas, a pesar de no llamarse San Juan Bautista, te la vuelve a llenar y bendice un nuevo instante de vida. Por cierto, hablando de santos, la próxima semana es la Mercè y celebramos al santo de mi madre. ¿Me recomiendas algún vino espumoso ideal para una buena comida familiar y que todavía no conozca? Puede picar un poco, pero si baja de los 20€ todavía mejor.
Un abrazo,
P.