Demasiado a menudo los vinos rosados son los grandes olvidados del sector. ¿Cuáles podrían ser los motivos? El primero vendría de su continuada asociación a las temporadas calurosas del año, la primavera y el verano, con la consiguiente reducción de su consumo, ya que solo aumenta la demanda durante 4-5 meses. Aparte de la estacionalidad que le ha dado el mercado, durante estos meses más veraniegos, tienen que competir, y de manera feroz, con los vinos blancos, con los brisados, con los espumosos o con los vinos tintos ligeros. Sin duda, todo un reto.


Los vinos rosados tampoco encuentran su sitio en las cartas de los restaurantes y, si el consumidor no encuentra referencias, no lo puede pedir y, si el cliente no lo pide, el restaurador no amplía estas referencias. En definitiva, un pez que se muerde la cola, aunque, con las elaboraciones actuales de algunos rosados prémium, envejecidos en barricas, se le está dando una vuelta y son vinos especiales que cada vez van más buscados y se suelen encontrar en restaurantes de alto nivel. También es una realidad que hay un cambio de paradigma actual con las preferencias de los consumidores de vino, que los piden más frescos, más ligeros y no tan contundentes, por lo tanto, esperamos que los rosados se vayan abriendo cada vez más camino.

Los vinos rosados tampoco encuentran su sitio en las cartas de los restaurantes y, si el consumidor no encuentra referencias, no lo puede pedir y, si el cliente no lo pide, el restaurador no amplía estas referencias. En definitiva, un pez que se muerde la cola

Si viajamos a la Provenza, allí los vinos rosados son los reyes, con estos colores sutiles y delicados. En cambio, en Catalunya, sigue existiendo la creencia que los vinos rosados no son de tan buena calidad como un blanco o un tinto y eso puede tener relación con un tema histórico, porque no hace muchas décadas que las bodegas dedican tiempo y esfuerzos al hecho de que así sea. También es cierto que hace miles de años que se hace vino y las técnicas precisas de elaboración que necesita uno rosado son mucho más recientes de lo que nos pensamos.

Nova col·laboradora Vins, LAURA SERRANO la gourmeteria / Foto: Carlos Baglietto
El servicio de una copa de vino rosado / Foto: Carlos Baglietto

Y aquí llegamos a la pregunta central: ¿es más fácil elaborar un buen vino tinto o blanco que un buen vino rosado? Hay disparidad de opiniones entre los diferentes expertos consultados, pero, en general, la respuesta es que sí, que es muy difícil encontrar el equilibrio al hacer un buen rosado tal y como ahora mismo lo pide el mercado: ligero de color, pero con complejidad aromática, ya que tanto una cosa como la otra depende del tiempo de contacto del mosto con las pieles. Demasiada maceración implica más color del deseado; con poca maceración, no extraemos aromas ni estructura.

2 vinos rosados atemporales

No nos queda otra, pues, que agradecer a los elaboradores que, a pesar de este extra de dificultad, se están esforzando en ofrecernos vinos rosados excepcionales: unos vinos muy golosos, seductores, a menudo muy gastronómicos, que se pueden tomar con muchos tipos de platos diferentes durante cualquier época del año. Os hacemos dos recomendaciones para que os animéis a probarlo.

Nurva (Bodega Abadal)

La primera es el NURVA 2024, un vino nuevo de la bodega Abadal, situada en el Pla de Bages, que ha salido al mercado hace pocas semanas. Abadal es propiedad de la familia Roqueta, vinculada desde hace siglos a la elaboración del vino en el Bages, y una de las bodegas más prestigiosas de la DO. Elaboran vinos muy reconocidos con variedades foráneas, como sería el mítico 3.9 (100% cabernet sauvignon) que acaba de celebrar su 25.º aniversario y, a la vez, continúan con su compromiso de recuperar las variedades tradicionales de la zona.

Por este motivo, el Nurva es una mezcla de tres variedades tintas autóctonas, mandó, sumoll y picapoll tinto, donde cada una aporta sus características: la frescura y sutileza del mandó, la acidez del sumoll y los matices delicados de picapoll tinto. Su color delicado nos indica que el mosto ha tenido contacto de pocas horas con las pieles de la uva. La fermentación empieza una vez se separa piel y mosto y, una vez acabada, el vino está en contacto unos meses con las lías finas y una pequeña parte tiene una crianza de tres meses en madera. Con todos estos elementos, lo que tenemos en la copa es un vino con fruta roja, toques ligeramente especiados y con una acidez destacada. En definitiva, un vino elegante y gastronómico.

Pla dels Àngels (Bodega Scala Dei)

Para hablar de la segunda recomendación tenemos que viajar a la DOQ Priorat, en concreto, en la bodega Scala Dei, origen y cuna de la elaboración de vino en el Priorat. Probar sus vinos es subir los peldaños de esta escalera imaginaria que te transporta directamente al cielo. Pla dels Àngels fue premiado el año 2016 como el mejor rosado de Catalunya según la Guía de Vinos y ha obtenido siempre muy buenas puntuaciones. Está elaborado 100% con garnacha tinta de viñas en altura y en suelos de arcilla, que ayudan a conservar la acidez. En este caso, el mosto está en maceración con las pieles durante 3 horas, buscando también un color muy pálido. Después, fermenta en acero inoxidable y descansa unos cuatro meses, para acabar brindando un vino joven, muy ligero de color, aromáticamente sutil y muy fresco en la boca.