Quien avisa no es traidor, por eso este artículo tiene un título nítidamente claro: hay vinos que enamoran, pero los hay que incluso son capaces de hacerte enamorar de una variedad vinícola que quizás nunca antes habías probado. Por eso, si cuando acabes de leer este texto y de ver el vídeo de Meritxell Falgueras vas corriendo a buscar alguno de los dos vinos que hoy te presentamos, hazte la idea de que quizás entre el trepat y tú está a punto de empezar una preciosa historia de amor.
El trepat: historia de una utopía
Dejémonos de cuentos de hadas y vayamos al grano, sin embargo, que el vino reclama paciencia pero la sed siempre tiene prisa. El trepat es una variedad herida, como su nombre indica: según el DCVB, etimológicamente el adjetivo trepat se usa para designar alguna cosa llena de cortes, agujeros o tajos. Si nos metemos el disfraz de Indiana Jones y nos ponemos a hacer arqueología vitivinícola, podemos asegurar que antes de la filoxera había trepat en toda Catalunya, pero que después de la plaga, con el replantamiento de todas las viñas, el trepat sólo se conservó en la Conca de Barberà. ¿Por qué, sin embargo? Pues es muy probable que sea porque esta variedad es capaz de rebrotar después de una helada y las características climáticas de las viñas de la Coenca, en este caso, favorecen su cultivo. ¿Hay algo más fuerte que alguna cosa vulnerable? ¿Hay algo más fascinante que alguna cosa resistente?
Sea como sea, hasta el año 2004 el trepat era una variedad despreciada, olvidada y muy poco valorada, ya que daba vinos con poco color y poco grado, considerándose una variedad exclusiva para vinos rosados de poco prestigio. De hecho, el año 2004 no existía en todo el mundo ningún vino tinto elaborado con trepat. Todo cambió, sin embargo, cuando la bodega Carles Andreu decidió aquel año hacer una poda en verde en las viñas de trepat y elaborar el primer tinto de aquella variedad, por mucho que los más viejos de la zona llegaran a asegurar que "hacer un vino tinto con trepat es imposible". La Historia sería una obra de teatro aburridísima si de vez en cuando no aparecieran en escena personajes valientes y con un punto de locura capaces de decir "hagámoslo" cuando el resto de actores dicen "no lo pruebes", ya lo sabemos, por eso la jugada de Carles Andreu fue arriesgada, pero el año 2009 dos bodegas más de la zona como Josep Foraster y Molino dels Capellans se sumaron al reto.
Más de una década después, los vinos monovarietales de trepat son valoradísimos, tanto en nuestra casa como por todo el mundo: el año 2011 el crítico de vinos Erik Asimov, del The New York Times, escribía que el Josep Foraster Trepat 2010 era "un extraño tinto elaborado 100% con trepat, cultivado en Catalunya, en la región de la Conca de Barberà, en el nordeste de España. Normalmente el trepat sirve para elaborar rosados y cavas. Por sí solo es pálido, fresco, ligero y con aromas de cereza, con un toque de chocolate amargo, resulta delicioso cuando se sirve ligeramente frío". De no existir a aparecer al New York Times en pocos años: ¿es el trepat en el mundo de los vinos lo que Rosalia es en el mundo de la música? Dejamos la duda al aire. Mientras razonas la respuesta, vamos a hablar de dos vinos monovarietales de trepat ideales para descubrir con profundidad esta variedad autóctona típica de la Conca de Barberà y famosa por sus rosados: vinos ligeros, afrutados y frescos por su moderada acidez.
Portell rosat trepat novell
Cooperativa Vinícola de Sarral
DO Conca de Barberà
100% Trepat
Alrededor de 5€
Vino joven, vino del año, color frambuesas, aromas de frutas del bosque, ligero, con una acidez que te hace sonreír y mil palabras más por describir un blan bla bla vinícola que se puede resumir de forma simple: llenándose una copa y bebiendo. Este rosado 100% trepat de Portell es un vino humilde, económico y sencillo, pero eminentemente personal y único, capaz de expresar la identidad de la Conca de Barberà y de las viñas de donde proviene el vino, ubicadas a más de 700 metros. ¿Un vino que enamora? Pues sí, pero sobre todo un vino capaz de enamorar, de tejer complicidades y de crear vínculos. Hagamos una prueba: tú confía en él para algún aperitivo o vermutillo de fin de semana, antes de comer, ya sea con tu pareja, unos amigos o una primera cita. Si después de hacer la prueba y disfrutar de la vida a través de este filtro mágico de color fresa no te parece que todo es más maravilloso, tienes permiso para escribir al diario, pedir por mí o por Meritxell y criticarnos a base de insultos dignos del Capitán Haddock. ¿Pacto hecho?
Rosat trepat
Agustí Torelló Mata
DO Cava
100% Taladrado
Alrededor de 12€
Uno trepat elaborado por una bodega del Penedès, un cava rosado que no tiene color de esos cavas que salen en los anuncios navideños de cava y un espumoso brut elaborado con Método Tradicional pero que tiene poco azúcar residual. Sí, como ves, este Rosat trepat es un cava de lo más singular y peculiar, con crianza de 16 meses y un toque fresco, ágil y nada denso, ya que disfruta del carbónico justo y necesario para devenir un espumoso de burbuja fina. El sello de calidad de una bodega histórica como Agustí Torelló Mata ya es un punto a favor importante para este cava versátil y alegre que tanto nos puede hacer más agradable un aperitivo como nos puede casar de maravilla con un arroz o una bacanal carnívora de estas que convierten los domingos en alguna cosa más que las pequeñas vacaciones de cada semana y los mediodías de los domingos, a su vez, en las pequeñas vacaciones dentro de aquellas pequeñas vacaciones donde querríamos quedarnos a vivir siempre. Por eso existe el vino espumoso, supongo: para celebrar la vida, ni que sea sabiendo que la felicidad es más efímera que unas burbujas bailando dentro de una copa de cava.